Opinión Migración 021219

Desde afuera // La dualidad de la política exterior

La relación entre México y Estados Unidos es siempre complicada. Por un lado está la obligada intimidad reflejada en la integración socio-económica y en cifras comerciales y de población.

Por otra parte, la dura realidad de la crisis migratoria, que a mediados de año llevó al gobierno del presidente Donald Trump a exigir que México pusiera un alto a las caravanas de refugiados centroamericanos hacia Estados Unidos o enfrentar sanciones comerciales.

La cercanía llevó también a la atención puesta en la matanza de niños y mujeres de una familia de doble nacionalidad en las montañas entre Sonora y Chihuahua, y una aparente renovación de vínculos de seguridad entre los dos países.

La cuestión migratoria irritó a muchos activistas dentro y fuera de México, que acusaron al gobierno de hacer el trabajo sucio de la administración Trump, mientras que la oferta de ayuda policial y militar estadounidense para enfrentar a los cárteles el narcotráfico causó inquietud dentro del país. (José Carreño Figueras, El Heraldo de México, Orbe, p. 27)

Epicentro // Los costos de ceder frente a Trump

La relación bilateral durante el primer año de gobierno de López Obrador atravesó un punto de inflexión durante la crisis de principios del verano, cuando Trump amenazó a México con la imposición de aranceles para obligar al presidente mexicano a endurecer radicalmente su política migratoria contra los centroamericanos que cruzan el país rumbo a Estados Unidos. Como ocurrió con Enrique Peña Nieto, cuya única prioridad en la relación bilateral siempre fue la agenda comercial, el gobierno lopezobradorista cedió a la presión estadounidense y convirtió al territorio mexicano en tierra inhóspita para los mismos migrantes que López Obrador prometió proteger. Es verdad que México no aceptó que se le designara Tercer País Seguro, pero fue una victoria pírrica: en la práctica, Estados Unidos ha hecho lo que ha querido con México en materia migratoria. La presión de Trump llevó al gobierno mexicano a militarizar sus fronteras, en plena adopción de la estrategia punitiva que tanto daño ha hecho a la comunidad migrante en Estados Unidos. El resultado ha sido una catástrofe moral.

El gobierno mexicano ha ignorado el sufrimiento de miles de personas en las fronteras del país. Dos grandes reportajes recientes muestran la realidad en Matamoros y Tapachula, zonas críticas de la tragedia migratoria mexicana. El primero, firmado por Kevin Sieff, reportero del Washington Post, retrata la desesperación de miles de migrantes centroamericanos en Matamoros, donde tratan de sobrevivir bajo un frío inclemente y la amenaza constante del crimen organizado. Las condiciones en el campamento de refugiados, dice Sieff, son espantosas por insalubres y precarias. La amenaza de una epidemia que derive en una crisis de salud pública es inminente. Desesperados, los padres prefieren enviar a sus hijos solos a Estados Unidos a arriesgarlos a pasar un día más en el infierno mexicano. (León Krauze, El Universal, Nación, 15)

Agenda pendiente en la frontera norte

En el mosaico de peculiaridades de las distintas regiones de nuestro país se encuentra la frontera mexicana del norte, definida en si cómo una economía de enclave, la cual se convierte en un complejo entramado de relaciones diplomáticas, migración laboral, intercambio de mercancías en economías asimétricas, altamente complementarias y funcionales entre sí . Sin embargo las relaciones no solo se dan a la luz de la formalidad , sino que muchas de ellas son el origen de los grandes problemas de decadencia social, uno incrementando el consumo de drogas haciendo del trasiego una actividad sumamente violenta que se enquista en una región que en ocasiones parece haber perdido la batalla por mantener el control y en contraprestación nos han inundado de armamento que amenaza en una suerte de guerrillas a superar en número y fuerza a las fuerzas castrenses y de orden público. (Rodrigo Alpízar, El Sol de México, Opinión, p. 17)

Convicciones // Los obispos y el presidente

Los obispos sostienen “que la violencia no para, parece que no hay modo de detenerla. Insistimos en la colaboración, crear distancia deja sólo a la autoridad, y eso genera dificultades de gobernar el país”.

En el tema de la migración, plantean que el gobierno con los migrantes debe ser tan humanitario como lo ha sido con el expresidente boliviano Evo Morales.

Y llaman a que “ese comportamiento se vea reflejado con los hermanos migrantes centroamericanos y extracontinentales”, y añaden que “esta actitud humanitaria debe permear en el norte y en el sur del país, a lo largo y ancho del territorio”.

Se sabe que algunos obispos no están de acuerdo con la actual política migratoria del gobierno y tampoco con la de seguridad. La decisión de la Iglesia ha sido no hacer públicas esas diferencias. (Rubén Aguilar, El Economista, Política, p. 37)

Uso de razón // Pésimas noticias: no hay remedio

Triste, vacío de contenido y tramposo fue el discurso del Presidente.

La realidad es que tenemos crecimiento económico de cero por ciento, es decir nada, sin crisis externa por ahora.

Vimos a un Presidente de México con un discurso que lo postró a los pies de Donald Trump, el mandatario estadounidense más cruel y antimexicano que tengamos memoria. Lo colmó de elogios porque “ha sido respetuoso” de nuestro país, cuando no es así.

Trump nos ha impuesto su agenda y sus odios contra los migrantes centroamericanos. En su país separa a madres de hijos a los que encierra en jaulas alambradas.

¿Gracias, presidente Trump, por respetar a los mexicanos? (Pablo Hiriart, El Financiero, Política, p. 40)

Globali… ¿qué? // México necesita del mundo; AMLO ha sacado a México del mundo

México se enorgulleció al reconocer la victoria ilegal de Evo Morales y le ofreció asilo político al personaje que creó una constitución para violarla.

En un año, México ha sido aplaudido por el régimen de Maduro y ha recibido agradecimientos públicos por parte Donald Trump en más de 40 ocasiones. En el primer caso, por haber dado un paso atrás del Grupo de Lima sólo para ofrecerle al dictador lo que más aprecia en estos momentos: tiempo. En el segundo caso, por haber creado un muro militar en la frontera con Guatemala, echando abajo la noble política migratoria.

México ha perdido estatura global y sus medidas se ajustan a la improvisación.

El secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, asegura que Estados Unidos ayudaría económicamente al triángulo centroamericano para detonar su desarrollo. Trump no sólo no ha ayudado a Guatemala, Honduras y El Salvador, en realidad, les ha suspendido programas de ayuda. A Jimmy Morales lo sometió a un acuerdo de tercer país seguro, mecanismo que con México realizó la prueba piloto, y, dado el éxito, Trump lo exportó a Guatemala y Honduras para arrinconar a El Salvador. (Fausto Pretelin, El Economista, Geopolítica, p. 45)

Nada personal // Uno de seis

Ya hemos tenido tantos balances este 2019, que costaba recordar que el de ayer sí era el que marcaba el primer año de gobierno. Este régimen arrancó con situaciones que no hubieran resistido otra presidencia: desabasto de gasolina en enero en niveles históricos, guerra militar al huachicol, la explosión Tlahuelilpan, las huelgas en Tamaulipas, los bloqueos al tren en Michoacán, la cancelación del aeropuerto en Texcoco y la amenaza de EU de implementar aranceles a todas las importaciones mexicanas sino tomaba una postura más firme con la migración centroamericana. (Bárbara Anderson, Milenio Diario, Negocios, p. 26)

A puerta cerrada // Segundo año

Los errores de este gobierno han sido autoinflingidos al confundir migración ordenada con fronteras abiertas.

Imperio de la ley con represión. Eliminación de privilegios con austeridad, este último motor latente de corrupción. Hoy la minoría rapaz de aquella mafia del poder hace mancuerna con Palacio Nacional para encarar la situación económica que palidece ante el escenario de 2020.

La relación bilateral se deteriora con pausas que son espejismos de buena voluntad. El conflicto es la herramienta para negociar, aplicación de aranceles por ejemplo, y la negociación exhibe la doble moral, trato a los migrantes, de la narrativa presidencial.

Nuestras fuerzas armadas sufren un brutal desgaste y hay agravios latentes que se suman a la redundancia de recordarles su lealtad al Ejecutivo. (Marcela Gómez Zalce, Milenio Diario, Al Frente, p. 2)

Razones // AMLO , promesas y un año más de plazo

La estrategia de seguridad, dijo, está en el Plan Nacional de Desarrollo (donde no hay estrategia de seguridad alguna) e insistió en que pasa por cambiar condiciones de vida, por la tolerancia cero a la tortura, por la búsqueda de desaparecidos, la recuperación de los cuerpos de los mineros de Pasta de Conchos (¿?) y la reafirmación de que no se utilizará al Ejército y a la marina para perseguir cárteles, por ende nadie los perseguirá.

No hubo una frase, una palabra, una condena a los criminales que han dejado, en once meses, más de 30 mil muertos y las tasas de robo, extorsión, secuestro y feminicidios más altas de la historia del país.

Le agradeció al presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, su apoyo y respeto, pero no pronunció ni una palabra sobre la exigencia del cambio en la política migratoria ni del desplazamiento de 27 mil elementos de la Guardia Nacional a la frontera, mucho menos de la amenaza de designar como terroristas a los grupos de narcotráfico, con todo lo que eso implica.

Hace un año pidió cien días para acabar con la inseguridad, luego seis meses más para hacerlo. (Jorge Fernández Menéndez, Excélsior, Nacional, p. 14)

Desde el otro lado

Ya es costumbre que en cada ocasión en que el presidente Trump está en problemas su escapismo preferido está al sur del río Bravo. El justificado clamor que en ambos lados de la línea divisoria causaron dos sucesos, primero en Culiacán, Sinaloa, y días después a pocos kilómetros de una congregación mormona en el estado de Chihuahua, ha traspasado las fronteras de México y ha tenido eco en los principales medios informativos de Estados Unidos. La confusión sobre el origen de ambos eventos por parte del presidente, calificándolos como actos terroristas, no es gratuita ni ingenua. Le urge reafirmar su popularidad entre los sectores más xenófobos, y ganarla entre quienes aún vacilan entre condenarlo o absolverlo en el juicio que se lleva a cabo en su contra en el Congreso estadunidense. Nada mejor para ello que un acto de magia responsabilizando a las autoridades mexicanas de lo que, a su juicio, es una falta de atención a lo que para él son actos terroristas. (Arturo Balderas Rodríguez, La Jornada, Política, p.17)

Astillero

Zócalo (otra vez) repleto // Opositores: sesgo partidista // Crece pleito interno en Morena // Padilla y Alfaro contra AMLO

El Zócalo lleno no es una novedad para el obradorismo, que ha colmado la Plaza de la Constitución aun sin tener el poder. Cumplir un año en la Presidencia de la República potenció la disposición de sus seguidores a expresarse en el corazón político del país. Ahí, López Obrador desgranó los avances logrados a lo largo de un año y reconoció insuficiencias en el terreno económico. No hubo novedades declarativas fuertes ni hechos más sobresalientes que ese apoyo reiterado a AMLO, quien lo mismo dio gracias a Donald Trump que reivindicó el asilo dado al boliviano Evo Morales, con el ex presidente de Uruguay, José Mujica, como invitado especial. (Julio Hernández López, La Jornada, Política, 14)

Primer año: la esperanza vive, el gobierno sigue

Estados Unidos de América. Lo bueno: comunicación, entendimiento directo y respeto entre los presidentes AMLO y Donald Trump, y la pericia del canciller Marcelo Ebrard para ensanchar esta ventana de oportunidad. Lo malo: la injerencia del Establishment de Washington en los asuntos bilaterales, en un año de tensiones electorales en EUA, con amagos constantes como el incremento de aranceles por la migración centroamericana o la clasificación del país como “narcoterrorista” por los cárteles criminales o barreras no arancelarias a los productos mexicanos. La esperanza: que se apruebe el T-MEC en tiempo y forma, y que el desenlace de la elección presidencial estadounidense traiga cooperación, colaboración y coordinación entre los gobiernos de ambos países, para hacer de la vecindad geográfica una oportunidad de progreso bilateral y no una amenaza histórica unilateral. (Ricardo Monreal, El Universal, Opinión, p. 21)

El riesgo del populismo autoritario

“Y temo muchísimo que el populismo, que parece ser realmente la ideología del presidente de México, nos conduzca otra vez a una dictadura, perfecta o imperfecta, [pero] dictadura al fin y al cabo”. Con estas palabras, Mario Vargas Llosa, ganador del Premio Nobel de Literatura en 2010, advirtió sobre el riesgo de un retroceso al autoritarismo en una conferencia dictada en el Museo Memoria y Tolerancia en la capital del país. “Veo muy mal a México”, sentenció sin dar mayores detalles.

El triunfo de movimientos populistas parece ser el signo de nuestros tiempos. Ha sacudido a las democracias más estables del mundo. Recientemente, el populismo logró prevalecer en el referéndum que decidió el Brexit, la salida del Reino Unido de la Unión Europea. Asimismo, llevó a la presidencia de EU a Donald Trump, con un programa contra la inmigración ilegal y una política exterior conocida como “Primero América”. Con mayor o menor éxito, los movimientos populistas tanto de izquierda como de derecha han irrumpido en países como Francia, Alemania, España e Italia. (Benito Nacif, El Universal, Opinión, p. 20)