Opinión Migración 021021

Política zoom // Tráfico de migrantes deja más que la droga

Era difícil suponer que el crimen organizado habría de conseguirse, en México, un negocio aún más lucrativo que las drogas. Hoy, mejor que comerciar enervantes, resulta traficar con vidas migrantes.

Es difícil calcular el tamaño de este mercado ilegal, pero hay referentes que sirven para aproximar una cifra. Según números del US Custom Border Patrol, en este 2021 se habrán detenido a 432 mil personas que intentaron cruzar ilegalmente la frontera de Estados Unidos.

 Esta misma oficina afirma en sus documentos que tal cifra representaría alrededor de 45 por ciento de las personas migrantes que intentarán este año ingresar a ese país sin papeles.

 Si ese dato es cierto, tal cosa querría decir que en 2021 la cifra total de migrantes ilegales que buscarían cruzar territorio mexicano para llegar a los Estados Unidos rondaría el millón de individuos.

 Luego, según cálculos de la Secretaría de Relaciones Exteriores y del Instituto Nacional de Migración (INAMI), las empresas dedicadas al tráfico de migrantes cobran, en promedio, 4 mil dólares por persona.

 Este cálculo se obtiene de promediar el costo exigido que oscila entre mil quinientos hasta veinticinco mil dólares.

 A partir de esta aritmética gruesa podría estimarse el mercado del tráfico de migrantes que atraviesa por México en unos 80 mil millones de pesos anuales.

 Esta cifra inmensa sirve para cubrir una lista larga de servicios ofrecidos por las empresas criminales a sus clientes: alimentación, transporte, hospedaje, pago de derecho de piso, protección, corrupción a las autoridades mexicanas, en particular a los agentes del INAMI y probablemente ahora también a la Guardia Nacional.

 Con todo, la utilidad sigue siendo enorme. Fuentes consultadas en la frontera noroeste mexicana afirman que este año el tráfico de migrantes ha significado alrededor de 60 por ciento de los ingresos totales obtenidos por las empresas criminales.

 Es decir que el tráfico de personas habría superado las ganancias aportadas por el contrabando de fentanilo o el trasiego de amapola y cocaína.

 Ayuda a explicar este fenómeno el hecho de que las organizaciones dedicadas al narcotráfico en México se hallen fragmentadas. Suman también como problema para este otro negocio las limitaciones logísticas que la pandemia de coronavirus impuso al trasiego.

 Si bien también se vieron restringidos por un tiempo los viajes entre países, una vez que las fronteras comenzaron a ceder, las empresas criminales volvieron a prestar sus servicios para una demanda migratoria ilegal potenciada por las crisis sanitaria, económica y climática.

 Para comprender los alcances de este fenómeno debe incluirse como variable la oferta de empleos que hay en los Estados Unidos gracias a la inversión multimillonaria que el gobierno de ese país está realizando para su recuperación.

 También destaca la creciente demanda de las personas migrantes que, por diversas razones económicas y también humanitarias, buscan abandonar sus países.

 Sin embargo, el tercer elemento, del cual se habla todavía poco, es la existencia de un aparato criminal transnacional dedicado a hacer que la oferta y la demanda hagan convergencia.

 No podría explicarse el intento de un millón de seres humanos por cruzar este año la frontera entre Estados Unidos y México sin la logística aportada por las organizaciones criminales y, sobre todo, por las ganancias ingentes que estas empresas obtienen gracias al tráfico de vida humanas.

 Existe evidencia de que las empresas mexicanas delincuenciales más conocidas —el Cártel de Sinaloa, el Cártel Jalisco Nueva Generación, el Cartel de Caborca, La Familia michoacana, el Nuevo Cártel del Golfo o Los Zetas— cuentan con brazos dedicados a la migración ilegal bien ubicados en Centroamérica y en otros países al sur de Panamá.

 Si bien se presupone que estas empresas criminales son de nacionalidad mexicana, resulta pertinente suponer que sus principales dirigentes operan este negocio desde los Estados Unidos.

 El servicio que ofrecen estas organizaciones incluye cruzar la frontera mexicana y por tanto cabe imaginar que dicho negocio tiene responsables cuya residencia se ubica en el país vecino. De otra manera este negocio no sería tan lucrativo. Una parte importante de los 80 mil millones de pesos que representa anualmente el tráfico de migrantes termina en el sistema financiero de Estados Unidos.

 Desde esta perspectiva resulta ingenuo y por tanto carente de lógica querer frenar la migración ilegal solamente a partir del uso de la fuerza contra las personas migrantes.

 Mientras no se afecten las redes de traficantes ligadas a las grandes empresas criminales y no se toque el esquema de corrupción que le permite a estas empresas contar con la complicidad de los agentes y funcionarios mexicanos, de los Estados Unidos y de los países centroamericanos, el flujo ilegal de personas continuará atravesando fronteras y este negocio tan lucrativo seguirá abultando las arcas de las organizaciones dedicadas previamente al trasiego de drogas. (Ricardo Raphael, Milenio Diario, Política, p. 10)

Estado por estado // Tapachula, nido de corrupción

Tapachula, Chiapas, mora la corrupción total y sus víctimas miles de migrantes. Un infierno, donde los derechos humanos son pisoteados. Coyotes ligados a la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (COMAR), piden hasta 10 mil pesos por una cita a haitianos que buscan no ser deportados a su país. A diferencia de Brasil y Chile donde, dicen, reciben trato digno, en México son vejados. Pese a que jueces federales revisan mil 200 solicitudes de amparo, Migración y la Guardia Nacional no respetan las suspensiones judiciales. Mientras, siguen llegando más migrantes y la ciudad, que preside Irene Uribe, de Morena, es un polvorín. Ni los ve, ni los oye. (Víctor Sánchez Baños, El Heraldo de México, Estados, p. 15)

No es lo que Biden prometió

Deportaciones masivas. Agentes a caballo amenazando con sus riendas a inmigrantes haitianos. Expulsiones de Estados Unidos bajo la excusa del Covid. Impedir las solicitudes de asilo en territorio estadounidense. Obligar a refugiados a esperar meses en México para tener una respuesta a su súplica de protección. Presionar a México para que sea el nuevo muro. Un sistema migratorio basado en la fuerza física y en la contención. Y un proceso de legalización totalmente atorado.

 Esto no es lo que había prometido Joe Biden.

 Si la administración de Donald Trump se caracterizó por su crueldad con los inmigrantes, por la separación de familias y las imágenes de niños en jaulas, la de Biden le está haciendo competencia. Los videos de agentes de la Patrulla Fronteriza levantando amenazadoramente sus riendas y lanzando sus caballos contra inmigrantes haitianos son vergonzosos. Es increíble que en este 2021 se permitan acciones así por parte de agentes de un gobierno. Pero hay más.

 Biden -como Trump- sigue utilizando el llamado Título 42 para expulsar a inmigrantes por razones de salud. De febrero a agosto de este año deportó a más de 690 mil personas con la excusa del Covid. Biden no quiere comparaciones con el expresidente Barack Obama, quien expulsó a más de cinco millones de personas en sus ocho años en la Casa Blanca. Por eso sorprende tanto que, copiando las tácticas de Obama, siga deportando a miles de personas con razones válidas para quedarse.

 Lo que vemos es a un gobierno reaccionando, a veces caóticamente, ante las crisis que van surgiendo en la frontera con México. Por ejemplo, fueron tomados totalmente por sorpresa cuando 15 mil inmigrantes, en su mayoría de Haití, se refugiaron debajo del puente internacional de Del Río, en Texas, ya dentro de territorio estadounidense. Y por todos lados están entrando indocumentados sin que haya una política ordenada, consistente y justa para lidiar con ellos.

 El mensaje que está llegando a Centroamérica y Haití es claro: Donald Trump ya no está en la Casa Blanca y la frontera está agujereada. Se abre y se cierra. Por eso tantos se están arriesgando a ir al norte.

 Al final, el hambre y el miedo se imponen. Es menos arriesgado tratar de cruzar ilegalmente la frontera de México a Estados Unidos que enfrentarse a la hambruna en Guatemala, a la violencia en Honduras y a las pandillas en El Salvador. Y los planes de México y Estados Unidos para invertir billones en Centroamérica -y enfrentar así el origen de las migraciones- podrían tardar años o décadas para tener algún efecto medible. Lo que nos espera son muchos meses con cientos de miles de inmigrantes intentando entrar, como sea, por la frontera sur de Estados Unidos. Y a las autoridades tratando de tapar hoyos y apagar incendios. La política migratoria de Biden ha sido, hasta el momento, reactiva.

 Así como el Presidente ha fracasado en su bien intencionado objetivo de tener “un sistema migratorio justo, ordenado y humano”, también se ha desmoronado su esfuerzo para aprobar en el Congreso una reforma migratoria que legalice a la mayoría de los 10 millones de inmigrantes indocumentados. En el Senado no hay 60 votos demócratas para aprobar una reforma migratoria y no se atreven a probar cosas nuevas.

 Esto deja al presidente Biden en una muy precaria situación. Ninguna de sus promesas migratorias de campaña -con excepción de la protección temporal o TPS para los venezolanos- se ha cumplido.

 Los demócratas se han hecho fama de prometer mucho y cumplir poco. Desde 1986 hemos oído sus promesas y millones de indocumentados se han quedado esperando. Si las cosas siguen igual, y Biden y los demócratas no hacen algo dramático y efectivo, pudiera haber una revuelta de votantes hispanos en las elecciones del 2022 y 2024.

 Esto no es lo que nos había pintado Biden cuando se lanzó a la Presidencia. El sistema -de deportaciones y fuerza física en la frontera, y de franca resistencia hacia la integración de los nuevos inmigrantes- se está imponiendo. Las viejas y malas costumbres -como demostraron esos caballos en la frontera- no han dado paso a prácticas más empáticas y humanistas.

 La triste realidad es que para los inmigrantes no hay mucha diferencia entre Biden y Trump. (Jorge Ramos, Reforma, Opinión, p. 8)

Mujeres hispanas: agentes de transformación

Soñar en grande y trabajar arduamente para lograr todas las metas fijadas son dos de los pilares fundamentales de las mujeres hispanas en Estados Unidos.

El estadounidense es un terreno fértil para el emprendimiento femenino. De hecho, hasta antes de la pandemia existían alrededor de 1.5 millones de empresas propiedad de mujeres, cuyos ingresos oscilaban entre 78 mil y 97 mil millones de dólares. Asimismo, los emprendimientos femeninos eran la fuente de empleo para más de medio millón de trabajadores.

No obstante, los efectos de la pandemia por Covid-19 trajeron consigo una crisis económica y social. Según la Organización Mundial del Comercio, la pandemia afectó negativamente a 87% de las empresas lideradas por mujeres a escala global.

En Estados Unidos, el panorama no fue distinto, pues el doble de empresas lideradas por mujeres de origen hispano cerró, en comparación con aquellas lideradas por hombres. En números, la representación sería de 30% contra 16%. Ante ese escenario, cualquiera hubiera pensado que la fortaleza y determinación de las emprendedoras latinas iría a la baja, pero, ¡nada más alejado de la realidad!

Con base en datos oficiales, en Estados Unidos radican 28 millones de hispanas, cifra que representa 17% del total de mujeres que viven en el país y 9% de la población mundial. Las mujeres hispanas participan activamente en la economía y son dueñas de 44% de los negocios latinos en esa nación.

 Su presencia e injerencia va de costa a costa, desde California hasta Nueva York, y han logrado tal posicionamiento que su representatividad puede verse reflejada en los principales círculos estadounidenses.

A propósito del Mes Nacional de la Herencia Hispana (Hispanic Heritage Month), que se celebra en Estados Unidos del 15 de septiembre al 15 de octubre, resulta importantísimo reconocer el aporte económico, político, social y cultural que las mujeres hispanas brindan a una de las naciones más poderosas del mundo.

Hoy podemos observar con orgullo que mujeres de origen hispano como Sonia Sotomayor, Ellen Ochoa, Antonia Novello, Jennifer López, Shakira, Salma Hayek, Gloria Estefan, Anya Taylor-Joy o Natalia Denegri, por mencionar algunas, ejercen el rol de embajadoras latinas, demostrando liderazgo y una cualidad que caracteriza a las mujeres latinas: la perseverancia para alcanzar el éxito.

También es el caso de Isabel Guzmán, la primera y única mujer latina en formar parte del gabinete del presidente Joe Biden, dirigiendo la Administración de Pequeñas Empresas.

Las mujeres hispanas sabemos y nos gusta trabajar; tenemos las cualidades para salir adelante y somos un motor de crecimiento económico, al mismo tiempo que impulsamos el desarrollo social de nuestras comunidades.

En el Mes Nacional de la Herencia Hispana, es fundamental dar visibilidad a todas las mujeres que en Estados Unidos han materializado sus sueños en oportunidades de éxito. Trabajan día a día para mejorar su calidad de vida y la de sus familias, impulsan el desarrollo de Estados Unidos y también de sus lugares de origen, y se esfuerzan para construir un mejor futuro.

La pandemia representa el punto de inflexión para impulsar el empoderamiento femenino. Ahora, más que nunca, es necesario valorar el aporte de los hispanos a Estados Unidos y reconocer también a las mujeres que forman parte de esta comunidad. (Angélica Fuentes, El Universal, Cartera, p. 17)

Rompeolas // La factura del brexit

Los británicos se toparon con la cruda realidad del Brexit, hay filas de hasta cuatro horas por un poco de gasolina, faltan medicinas, y los anaqueles en los supermercados lucen semivacíos.

Las consecuencias de abandonar el bloque europeo están pasando factura… Varias razones románticas empujaron a los británicos a votar a favor de la salida del bloque europeo en un referéndum en 2016, entre ellas era el recuperar su “estatus de Estado soberano” que se creía estaba en riesgo con una integración cada vez mayor entre los miembros de la Unión Europea.

Pero en pleno siglo de interconexión económica es absurdo poner barreras, abandonar el área más desarrollada de libre mercado en todo el mundo para firmar 60 tratados comerciales bilaterales, ni siquiera se ha logrado un tratado con EU, por eso el más reciente interés de Boris Johnson por entrar en el T-MEC, como premio de consolación.

La falta hoy de diversos productos se debe a la escasez de choferes y personal, producto de una ley migratoria más estricta que resulta en un exceso de papeleo que para muchos trabajadores no vale la pena. No obstante, las autoridades justifican el caos con el chivo expiatorio de moda: la pandemia por COVID-19.

¡Sorpresa! Los migrantes tienen un importante peso en la economía. ¿No lo vieron? O no lo quisieron ver.

La administración de Johnson revirtió las reglas migratorias postbrexit, con visados temporales de 3 meses, medida que es considerada insuficiente.

Hasta el pasado jueves, aún dos mil gasolinerías reportaban falta de combustible, aunque el gobierno aseguraba que la normalidad estaba cerca. En general, todo tipo de cadena de suministros está entorpecido.

Se espera el sacrificio masivo de ganado porcino. De acuerdo con la National Pig Association, las procesadoras de carne operan a 25 por ciento de su capacidad y se están acumulando los cerdos maduros, listos para ser sacrificados; se requiere la matanza de unos 150 mil ejemplares para evitar problemas sanitarios.

La prensa británica calificó la semana pasada como “caótica”, incluso hubo riñas en las kilométricas filas por combustible y agresiones a operadores de las estaciones, la medida exprés para paliar la crisis es poner a miembros del ejército como choferes de pipas; la medida es insuficiente, se ha puesto a laborar a 185 soldados, cuando lo que faltan son 100 mil conductores.

Pero el gobierno se aferra a tener la razón, Grant Shapss, secretario de Transporte, dijo que no apoya el uso de mano de obra extranjera para resolver un problema añejo; podría ser que a largo plazo se resuelva mejorando los salarios de los conductores para que sus propios ciudadanos suplan esas vacantes pero, por ahora, necesitan migrantes.

Analistas advierten de una escalada de precios y una recuperación económica en riesgo. Éstapodría ser una amarga Navidad, los europeístas podrán decir: “se les advirtió”. (Alejandra Martínez, El Heraldo de México, Orbe, p. 17)

Cartones

La crueldad de la ilusión

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(Boligan, El Universal, Opinión, p. 8)