Opinión Migración 090420

Astillero

¿Nuevos bárbaros del norte? // Partidos: ceder presupuesto // Empresarios, narco y elecciones // 2021: pluripartidismo centralizado

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NI PARA DÓNDE IR. Decenas de migrantes centroamericanos que serían deportados no pudieron ingresar a Guatemala por el cierre de su frontera ante la pandemia de Covid-19, por lo que agentes del INM los dejaron a la deriva en el centro de Tapachula, Chiapas. (Julio Hernández López, La Jornada)

El informe Oppenheimer // ¿Cambiará el coronavirus la postura de Trump sobre la inmigración?

El Presidente Donald Trump le debe una disculpa urgente a un grupo sorprendentemente grande de trabajadores de la salud que están arriesgando sus vidas para combatir la pandemia de Covid-19: los migrantes. Y sí, eso incluye a los latinos indocumentados que ha estado vilipendiando, y tratando de deportar, durante los últimos tres años y medio.

En efecto, los migrantes -legales e indocumentados- representan una parte considerable de los trabajadores de la salud en Estados Unidos. Si agregan otros trabajadores de los hospitales, como personal de limpieza, cocineros y el servicio de cocina, las cifras son aún más asombrosas.

Como me recordó esta semana Dany Bahar, un investigador del Brookings Institution, más de 40 por ciento de todos los graduados universitarios que trabajan en ciencias e ingeniería en Estados Unidos son nacidos en el extranjero.

“Si hay un problema con los migrantes en este país, es que no hay suficientes. Mirando hacia el futuro, es importante aumentar la capacidad de Estados Unidos para atraer migrantes en muchas especialidades”.

Y, sin embargo, Trump no solo está tratando de deportar a los “dreamers”, sino que también está limitando el número de visas H-1B para trabajadores altamente calificados que son solicitados por compañías estadounidenses.

En un momento en que Estados Unidos enfrenta su mayor desastre económico y de salud en los últimos tiempos, Trump debería cambiar radicalmente su política migratoria.

Debería abandonar el lenguaje xenófobo y racista contra los migrantes indocumentados y sus esfuerzos por limitar la migración legal, y darle la bienvenida a los trabajadores de la salud y muchos otros que Estados Unidos necesita para combatir la pandemia del Covid-19, y que hacen trabajos que la mayoría de los estadounidenses no quiere hacer. Y no estaría nada mal si, de paso, le pidiera una sincera disculpa a todos los migrantes. (Andrés Oppenheimer, Reforma)

Racismo, otro rostro de la pandemia

La emergencia sanitaria que enfrenta la humanidad ha comenzado a mostrar un rostro ruin, tanto o más dañino que el meramente biológico.

Cabe recordar que el virus fue traído a nuestro país en diciembre, por personas de la clase alta que vacacionaban en Europa o en destinos turísticos de invierno, en Estados Unidos.

Apenas la semana pasada, la Organización de las Naciones Unidas informó, a través de un reporte con carácter de urgente, sobre la preocupante repetición de agresiones físicas a personas asiáticas en diferentes latitudes del planeta, de la propagación del llamado discurso de odio y de la negación de los servicios de salud básicos a migrantes.

Erradicar una pandemia como el Covid-19 requiere de un pacto solidario global, que cancele toda posibilidad de que el racismo y el clasismo asomen la ruindad de su rostro en medio de la emergencia. Los más vulnerables, los últimos en la fila para recibir apoyos. (Néstor Martínez, La Jornada, Opinión, p. 21)