Opinión Migración 130720

Sacapuntas

Ecos de Washington.- Integrantes del cuarto de guerra de la campaña de Donald Trump hicieron tremendas revelaciones tras el encuentro con Andrés Manuel en la Casa Blanca. Reconocieron que la visita no favoreció a Trump en la carrera por la reelección; sin embargo, aceptaron que harán suyas algunas líneas que utilizó el mandatario mexicano para seducir a los votantes hispanos. (El Heraldo de México, La Dos, p. 2)

 

Desde afuera // Trump corteja a los latinos por necesidad

La icónica, mordaz respuesta que los participantes en el movimiento estudiantil de 1968 dieron a una muy política oferta de paz del presidente Gustavo Díaz Ordaz podría ser usada para el súbito afecto desplegado por el presidente Donald Trump hacia los latinos estadounidenses la última semana.

De los elogios a la contribución de los migrantes mexicanos al progreso estadounidense, con el presidente Andrés Manuel López Obrador al lado, a las sugestiones más o menos directas de que busca la posibilidad de emitir un decreto (orden administrativa en el idioma burocrático estadounidense) en favor de los llamados soñadores (jóvenes que crecieron en Estados Unidos llevados por padres indocumentados) y por un momento sin énfasis en la construcción de una barda en la frontera con México, Trump sorprendió con lo que bien podría considerarse como una muy electoral y oportunista mano tendida hacia los latinos.

Sinceras o no, las ofertas tienen un evidente tinte electoral de corto plazo, pero también pueden verse como un proyecto de mayor alcance, con la inmediata participación de Trump, pero también con ojos en el futuro: los hispanos ya son la principal minoría étnica de Estados Unidos, y se calcula que en 2050 pueden ser tantos como una tercera parte de la población del país.

Lo cierto en todo caso es que el acercamiento se trata de un transparente intento de Trump y los republicanos por incrementar su apoyo entre los latinos estadounidenses.

Claro que las actuales propuestas de Trump para los latinos deben ser analizadas por detalles. Un afecto tan súbito sólo puede crear desconfianza, aunque haya quienes deseen creerlo a ciegas. (José Carreño, El Heraldo de México, Orbe, 25)

 

Historias de reportero // Ganar tiempo, el objetivo de AMLO en la visita a Trump

López Obrador, me explican, aceptó la visita con el único objetivo de ganar tiempo frente a un impredecible Donald Trump. Entonces esa es para el gobierno la medida del éxito o fracaso: que Trump no se meta con México en medio año. Arriesgada apuesta que no pueden dar por ganada salvo que en los próximos seis meses no se den amenazas comerciales que disparen el tipo de cambio, si no presiona a México con temas migratorios o de drogas (como expusimos el viernes pasado en estas Historias de Reportero, ambos asuntos se dejaron fuera de la agenda deliberadamente para que no se pelearan los dos mandatarios), si no inventa un nuevo tópico para agredir al vecino del sur. Agregaría con mención especial el tema de los migrantes: si en ese lapso Trump los sigue persiguiendo e insultando, para el presidente López Obrador aumentará el costo político de haberle dicho a su nuevo mejor amigo que es cada vez más respetuoso y comprensivo con los paisanos.

Claramente y como era previsible, Trump ha aprovechado electoralmente la visita de un presidente mexicano popular entre los migrantes. Los desmedidos elogios del presidente AMLO son ya capitalizados por Trump para acercarse votos latinos. Si Trump gana las elecciones de noviembre —hoy eso se ve complicado, pero falta suficiente tiempo—, el cálculo del gobierno mexicano es que empezará el segundo cuatrienio trumpista como miel sobre hojuelas. Claro, López Obrador habría votado por el ganador. Pero si Trump las pierde, la optimista expectativa del gobierno mexicano es que la relación con México será tan importante para Estados Unidos, que un hombre con la experiencia y el conocimiento de México como Joe Biden será lo suficientemente inteligente quizá para no acercarse mucho en lo personal a AMLO —y cobrarle así su apoyo a Trump—, pero mantener la relación fluyendo binacionalmente por la importancia estratégica y complejidad que representa para ambas naciones. (Carlos Loret de Mola, El Universal, Nación, p. 2)

 

Epicentro // AMLO no cambió a Trump. Trump usó a AMLO

Una de las conclusiones más fantasiosas que dejó el viaje de Andrés Manuel López Obrador a Washington supone que la visita del presidente de México tuvo el mágico efecto de conseguir que Donald Trump moderara su lenguaje incendiario y abandonara súbitamente las políticas con las que ha perseguido a los inmigrantes desde el principio de su presidencia. Algunos sugieren que Trump, persuadido por López Obrador, de pronto entró en razón y decidió que los treinta y tantos millones de mexicanos que viven en Estados Unidos son un tesoro que aquilatar antes que una comunidad a la que acosar. Esto es risible. Trump no cambió de parecer por la visita de López Obrador. Trump utilizó la visita de López Obrador – y al propio presidente de México – para montar una puesta en escena.

Ese es el cálculo. Y eso, no la supuesta influencia hipnótica de López Obrador, explica el nuevo tono de Trump con los hispanos y los inmigrantes. Trump no tiene amigos, tiene intereses. Lo suyo es una apuesta política, y el presidente de México fue solo una herramienta, una pieza más del rompecabezas. ¿Qué tanto? Basta revisar el resto de la agenda de Trump la semana pasada.

Para terminar la semana de relanzamiento de su campaña para atraer al voto hispano, Trump dio una entrevista a la cadena Telemundo (decisión inusual: rara vez habla con medios hispanos) y anunció su intención de firmar una orden ejecutiva para dar alivio a los jóvenes inmigrantes protegidos de la deportación bajo el programa DACA de Barack Obama, los mismos jóvenes que su gobierno ha tratado de desamparar y perseguir por años. Trump no entró en detalles, pero lo importante es lo que el anuncio revela. Sabe que el tiempo se acaba y las encuestas no le favorecen. Sabe también que debe erosionar la base electoral de los demócratas. La comunidad afroamericana lo repudia casi de manera unánime, pero los hispanos parecen querer otorgarle una cierta oportunidad. (León Krauze, El Universal, Opinión)

 

The Three Amigos

En 1986, se estrenó una comedia de Hollywood intitulada The Three Amigos. Es la historia de tres actores cómicos (protagonizados por Steve Martin, Chevy Chase, y Martin Short) que, disfrazados de charros mexicanos, llegan al pueblo de Santo Poco para presentar su espectáculo, pero encuentran que el pueblito mexicano es acosado por una banda de barbudos a caballo comandada por El Guapo.

El Guapo y los suyos calzan perfectamente bien con la descripción de los inmigrantes mexicanos que ha hecho Donald Trump: asesinos, violadores y “bad hombres”. También, “animales”.

En su momento, y antes de ser presidente, Andrés Manuel López Obrador (AMLO) reaccionó indignado: “Trump y sus asesores hablan de los mexicanos como Hitler y los nazis se referían a los judíos.

AMLO también denunció el muro que Estados Unidos está construyendo en la frontera con México como “un monumento a la hipocresía y a la crueldad”. Trump, en cambio lo llama “una belleza” y aclara “México no es nuestro amigo”.

Ahora, como presidente de México, López Obrador visitó la Casa Blanca y, mirando fijamente al presidente Trump reconoció que “hemos recibido de usted comprensión y respeto”. AMLO también agradeció la manera como Trump y su gobierno tratan a México y a los mexicanos. Trump no se quedó atrás en sus elogios a México, a su presidente y a los millones de inmigrantes mexicanos que trabajan en el país

De hecho, lo más interesante de la reunión cumbre entre AMLO y Trump no son las falsedades que dijeron sino las verdades que ignoraron.

Quizás la más importante de estas verdades no mencionadas es que ambos presiden naciones donde el Covid-19 está causando los mayores estragos. Estados Unidos es el campeón mundial en cuanto a víctimas de la pandemia y el subcampeón del mundo es el Brasil presidido por Jair Bolsonaro. Muy cerca de ellos, en el tope de la trágica lista, está México. (Moisé Naím, El Universal, Opinión)

 

Uno hasta el fondo // A la mitad del río. Memorias del coronavirus/ LXXII

Una nota de la redacción de su periódico MILENIO informa que “el presidente Andrés Manuel López Obrador arrancó su conferencia mañanera agradeciendo el apoyo a migrantes que lo acompañaron durante su visita a Washington; afirmó que los resultados de su encuentro con Donald Trump serán benéficos para la recuperación económica”. Muy benéficos. Lo veremos. Dios quiera.

“Consideramos que fue una gira muy favorable por los beneficios para nuestros pueblos, para la nación; agradecerle mucho a nuestros paisanos migrantes que estuvieron pendientes, algunos hasta nos acompañaron con sana distancia; agradecerles por su respaldo y confianza. Agradezco el apoyo de los empresarios mexicanos que nos acompañaron y los que no pudieron hacerlo pero manifestaron antes del encuentro su respaldo al gobierno que represento, agradezco su confianza…”. Dios de bondad.

¿Y las infamias a los mexicanos y el muro y la amenaza de los aranceles, y los treinta mil militares mexicanos para contener a los migrantes centroamericanos? Por decir algunas de la cosas  a las que  Trump ha obligado a Liópez.

El Presidente dijo: “Es un tema que no se trató (el del muro) porque procuramos que el encuentro se diera a partir de las coincidencias, que hiciéramos a un lado las diferencias y que se buscara resolver esas diferencias que son propias de vecinos y de países independientes y democráticos mediante el diálogo, pero que no era un tema que nosotros no quisiéramos tratar, que no queremos tratar, agradecemos que no se haya abordado en lo público; en la cena hubo una expresión, pero no con propósitos de imponer nada, de otro tipo; en lo público se abordó lo del tratado y se habló de la cooperación en enfrentar la pandemia”. (Gil Gamés, Milenio Diario, Al Cierre, p. 31)

 

Sin rodeos // Para los que llamó “mis mascotas”

Es evidente que a dos años de su gobierno siguen aumentando dramáticamente los crímenes de alto impacto, si le sigue creyendo, es que usted lo merece.

Ha devastado al sistema de salud, provocado la pérdida de millones de empleos en 24 meses; es imparable la fuga de capitales y él es el principal transgresor de la Ley; si le sigue creyendo, es que usted lo merece.

Si a pesar del odio y la división que atiza entre los mexicanos, y que se humilla ante Trump —el que más ha agredido a nuestros migrantes— le sigue creyendo, es que usted lo merece. Si lo escuchó despreciar la función de las computadoras (porque “nuestros héroes no necesitaron de ellas”) si está de acuerdo en que la dieta de los mexicanos sea “maíz, arroz y frijol”, y que no debemos aspirar a más de “un par de zapatos”, es que usted se lo merece. Se persigue a la corrupción del pasado, pero no quedará impune la que hoy va viento en popa. Solo cambiaron los filibusteros. (Diego Fernández de Cevallos, Milenio Diario, Al Frente, p. 3)

 

Año cero // Perdonando a Trump

Trump tiene una fijación con México. Por muy oportunista y por mucho que el presidente estadounidense desconozca al Trump que se presentó a la elección del año 2016, es necesario reconocer que México es una parte troncal de sus sentimientos en política. Cuando en 2015 oí la declaración de Trump sobre que nuestro pueblo sólo enviaba a Estados Unidos drogas, crimen y violadores, pensé que la sociedad estadounidense se iría en contra de él y lo aplastaría, ya que este no sólo era un comentario racista, sino también peligroso. Qué ingenuidad de mi parte.

En 2016 Trump perdió el voto popular, pero se consolidó como presidente ganando el voto electoral. Más adelante hizo el muro, una parte la construyó con cemento y aluminio, mientras que la otra parte fue hecha a base de una Guardia Nacional. Y al final, Trump ha ido cumpliendo todo lo que venía diciendo desde que estaba en campaña.

¿Qué fue lo mejor que pasó en la gira del pasado miércoles? Que salvo por la interpretación necesaria que tenemos que hacer sobre el valor que tuvo el presidente López Obrador, de recordarle a su homólogo estadounidense sobre que México no era una colonia, por un lapso de veinticuatro horas no hubo ningún tipo de ofensa directa hacia los mexicanos.

Después de ese viaje, ¿qué es lo que puede llegar a pasar? Algo muy sencillo: la lógica de ese viaje y la excesiva cantidad de amor derramada imponen que Trump gane las elecciones del próximo noviembre. Es más, es una petición de voto indirecta hacia nuestros connacionales, ya que, si Trump no llegase a ganar la elección, Joe Biden nos incluiría –junto con los sindicatos– como miembros de la lista de sus enemigos favoritos.

¿Qué es lo que podría salir mal? Si Trump gana, nada. En caso de que esto suceda, ¿qué es lo que nos dará el ahora presidente de Estados Unidos? Espero que no sea la electrificación del muro. (Antonio Navalón, El Financiero, Enfoques, p. 29)

 

Globali… ¿qué? // Trump no sabe mentir; ama a los latinos, pero también al muro

Entre el odio y el cinismo hay unas elecciones de por medio. Estamos por conocer la peor versión de Donald Trump.

El presidente de Estados Unidos aplaude al Tribunal Supremo por haber impedido el desmantelamiento del programa Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA) ordenado por Donald Trump.

Pew Research Center traduce los reflejos cínicos del presidente estadounidense. El 91% de los demócratas y el 54% de los republicanos están a favor de otorgarles el estatus legal a los inmigrantes que llegaron a Estados Unidos cuando eran niños (dreamers). La encuesta la publicó el 17 de junio, y hace tres semanas el Tribunal Supremo notificó a la Casa Blanca que la petición de Trump es anticonstitucional.

Conclusión: representa una mala noticia para las aspiraciones electorales de Donald Trump que el 74% de los estadounidenses estén de acuerdo en otorgarles el estatus legal de los dreamers .

Los latinos representan el 54% de los votantes inmigrantes que podrán votar en el estado de Florida en las elecciones presidenciales de noviembre. Texas presentan números similares: el 52% del padrón está compuesto por latinos. En este estado el 40% de los inmigrantes que podrán votar son mexicanos (736,000 personas).

La semana pasada, Trump anunció que los estudiantes extranjeros cuyas universidades no ofrezcan clases presenciales deberían irse del país de inmediato, so pena de ser deportados.

Bertolt Brecht escribió: “Cuando la hipocresía es de muy mala calidad, es la hora de decir la verdad”. Trump, no lo hará. Al menos no antes de las elecciones. (Fausto Pretelin, El Economista, Opinión)

 

Tolvanera // Rápido y obsequioso

Para Donald Trump fue un envión en su campaña por la reelección. Ostentó la relación personal privilegiada con el mandatario mexicano sin sacrificar sus políticas sobre el muro. De inmediato tuvo reunión con líderes hispanos y el viernes pasado declaró a Telemundo que pretendía emitir mediante una orden ejecutiva una reforma migratoria basada en “méritos” además de ofrecer la posibilidad de ciudadanización de los “dreamers”.

Podría hacer incluso más que lo que Clinton u Obama hicieron en la materia para legalizar migrantes. Porque en el lado punitivo al final se parecen mucho demócratas y trumpistas: los récords de deportaciones de migrantes y sus familias así lo indican.

Si avanza en una iniciativa que legalice migrantes pondría en predicamento a los demócratas; no apoyar esa iniciativa los confronta al electorado hispano. Apoyarla al final le daría su crédito a Trump.

El discurso conciliador de AMLO evidentemente contrastó con la constante rijosidad que ha marcado la crisis de la pandemia donde el mandatario mexicano ha decidido jugársela con su proyecto pintando la raya cotidianamente para polarizar con sus opositores.

La visita logró rehacer el ambiente tanto de las relaciones binacionales como de la percepción nacional. Pero no parece ser que ese afán conciliatorio se extienda a la concordia mexicana.

Un amasijo de contradicciones con resultados inmediatos de contención y con la incertidumbre frente al futuro inmediato. (Roberto Zamarripa, Reforma, Opinión, p. 11)

 

Dos derrotados

Trump usó a López Obrador de estante electoral, sobre el cual colocó los gestos de acercamiento a una comunidad latina cuyo apoyo necesita e irá a buscar. Usó a AMLO como florero dentro del cual puso rosas rojas para romancear a los hispanos en estados clave como Florida, Arizona y Texas. Usó a su contraparte como escudo protector: cada vez que lo denuncien como racista y antimexicano, sacará la foto del presidente mexicano avalando -tácita y presencialmente- el discurso trumpiano. Si una foto vale más que mil palabras, obtuvo la que quería. AMLO sonriente, displicente, comparando al peor presidente de Estados Unidos con dos admirados como los mejores. AMLO haciendo todo lo posible por no contrariar a su cuate y por ello no se reunió con Joe Biden, o con los líderes del Partido Demócrata, o con las organizaciones de migrantes, o con los Dreamers beneficiarios del programa DACA que quiere destruir. El viaje fue para apoyar al bully de la cuadra, no para denunciar cuánto daño le hace al vecindario.

Trump seguirá hablando del muro cuando le convenga. Proseguirá criminalizando y expulsando a los nuestros cuando quiera. Continuará pegándole a México como piñata política cuantas veces sea necesario. El amor se convertirá en odio si las encuestas demuestran que la postura anti-inmigrante es carne roja, indispensable para alimentar a sus bases. Si amenazar con aranceles -a pesar del T-MEC- es útil para conseguir votos en estados como Michigan, Wisconsin y Pennsylvania. Si propinarle un puntapié a México se vuelve una estrategia redituable para quedarse en el poder. Entonces AMLO habrá cedido una gran dosis de dignidad, a cambio de lo que Trump siempre logra imponer: una viciosa y costosa unilateralidad.

No había de otra, dicen. Sólo existían dos opciones y era mejor el apaciguamiento que la confrontación, argumentan. Pero esa es una falsa disyuntiva. En el pasado, nuestro país demostró una sofisticación diplomática que ha perdido; contaba con un profesionalismo que ha extirpado. Trump aprovechó el vacío para extraer concesiones inaceptables, y AMLO para resignificarlas como triunfos. Ambos muchas veces logran lo que quieren, pero la historia juzgará el encuentro como una exhibición de dos moralmente derrotados. (Denise Dresser, Reforma, Opinión, p. 11)

 

La rebelión de Atlas

Fue curioso ver, en el país más capitalista del mundo, cómo el político mexicano de izquierda setentera adulaba al ícono del capitalismo mundial. Y cómo el presidente norteamericano, no muy amigo de los derechos ni de la democracia, echaba flores al liderazgo de quien representa todo cuanto combate y denuncia. La gira fue exitosa por tersa, pero no se acercaron a los temas de urgencia que tensan la cuerda en el medio de las fronteras: drogas, armas, COVID, y sobre todo: muro, inmigrantes y dreamers.

Ambos mandatarios tienen la oposición férrea de partes muy considerables de su sociedad. Ambos han gestionado con pésimos resultados la crisis de la pandemia y a ninguno importan las críticas: sobre ello, sobre violación de derechos y sobre oportunidades para sus poblaciones: Trump por ir contra derechos e igualdad; López por la ineficacia de sus políticas, la ralentización de la economía y sus políticas retrógradas contra empresarios. (Salvador O. Nava Gomar, El Financiero, Opinión, p. 27)

 

Cartones

carton 1

 (Perujo, El Economista, El Foro, p. 47)

 

carton 2

(Gregorio, Excélsior, Nacional, p. 12)