Opinión Migración 220121

Bajo Reserva

Tres buenas señales de Biden

En dos días, el nuevo presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha enviado tres señales que han causado satisfacción en la Secretaría de Relaciones Exteriores. Las dos primeras: la cancelación de la construcción del muro en la frontera con México y el apoyo que dará a los Dreamers. Y la tercera es que Biden colocó en la mesa que tiene a sus espaldas en su escritorio en la Oficina Oval, un busto del luchador migrante César Chávez. El encargado de la diplomacia cultural en la SRE, Enrique Márquez, lanzó al vuelo que en marzo próximo se presentará el Instituto Digital César Chávez, a través del cual se pretende la enseñanza del español en los Estados Unidos. (El Universal, Opinión, p.2)

 

¿Un nuevo comienzo para la agenda migratoria?

Hace cuatro años asumió la presidencia de Estados Unidos un hombre cuya visión sobre la migración se centraba en un “muro enorme y hermoso” entre nuestros países. Comenzó un periodo de desdicha y arbitrariedad para alrededor de los 11 millones de personas que se encuentran en una situación migratoria irregular en la nación norteamericana. Pero ahora el panorama puede mejorar. En un rechazo a las acciones de su predecesor, el presidente Biden ha emitido una serie de órdenes ejecutivas que incluyen la suspensión de la construcción del propio muro fronterizo y el fortalecimiento del programa de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA).

Más allá de las órdenes ejecutivas, Biden también introdujo una iniciativa de ley al Congreso, el Acta de Ciudadanía Estadounidense 2021, que permitirá regularizar la situación de los 11 millones de migrantes ya mencionados, una necesidad apremiante que ha exigido de soluciones duraderas, pero que nunca se han concretado hasta ahora. Hay voluntad política de hacer algo por todas esas personas que por años han sobrellevado una perpetua incertidumbre en sus vidas, a menudo acompañada de graves abusos.

Recordemos que, en 2008, el expresidente Obama incluyó a la reforma migratoria significativa en sus discursos como candidato durante la campaña presidencial. Al ser elegido en ese año, llegó al poder con mayorías demócratas en el Congreso. Pero la reforma nunca llegó, y, de hecho, la administración de Obama fue duramente criticada por el camino subsecuente que tomó en la agenda migratoria: más de 5 millones de personas fueron deportadas a lo largo de su presidencia, según el Migration Policy Institute. Como referencia, Trump hizo campaña con la promesa de deportar de 2 a 3 millones de personas.

Si bien no olvidaremos que los insultos contra México marcaron el inicio de la campaña presidencial de Trump y que separó a niñas y niños migrantes de sus familias, no hay que dejar de lado que su antecesor demócrata también detuvo a madres con sus hijas e hijos por cruzar la frontera sin autorización. Durante la administración en la que Biden fue vicepresidente por ocho años se pudo llegar más lejos. La legislación quedó pendiente mientras continuó la deportación.

En ese entonces, el gobierno mexicano tampoco tomó acciones decididas para aprovechar la coyuntura política estadounidense que se presentó en 2008, a pesar de que la agenda migratoria es una responsabilidad compartida entre ambos países. Si ahora hay disposición del gobierno de Estados Unidos para regularizar la situación migratoria, México podría proporcionar los documentos necesarios a las personas que no cuenten con ellos, como su acta de nacimiento o su matrícula consular, para que puedan acreditar su identidad. También se les puede brindar apoyo fortaleciendo los mecanismos de asesoría jurídica, así como la promoción de la doble nacionalidad. (Gabriela Cuevas, El Universal, Opinión, p.11)

 

Linotipia / La veracruzana que recibió una llamada de Biden

Pilar Guzmán ríe cuando habla y cuenta su historia de resistencia a la adversidad con alegría. Es mujer, empresaria, veracruzana, migrante. Durante la última semana, se convirtió en noticia porque apareció en un video con Joe Biden, en el anuncio de su plan de rescate económico para pequeños negocios, en plena pandemia. El video ha hecho de su biografía un momento de esperanza, en estos meses de duelo, para miles de migrantes, pequeños empresarios, otros que como ella están tratando de reinventarse.

Hace casi 20 años llegó Pilar a Estados Unidos, desde el puerto de Veracruz. Estudió una maestría en la universidad de Georgetown, en Washington. Su sueño era trabajar haciendo política pública en México cuando terminó sus estudios y regresó a nuestro país, pero la vida tuvo un giro radical. Migró de manera permanente a Estados Unidos en 2002 y su esposo, argentino, inició un negocio de venta de empanadas en Miami en 2008. Poco después ella se unió al proyecto.

Fracasaron, y fracasaron, y casi quebraron. Su elegante tienda, en uno de los barrios ricos de la ciudad, no tuvo el resultado comercial que esperaban. Las ventas no les permitían siquiera ganar dinero suficiente para la renta. Empeñó su casa, sus cosas, hasta las joyas de su primera comunión.

Muchos bancos rechazaron prestarles dinero, su hija nació en un programa de asistencia social.

Entonces comenzaron otra vez, de otro modo. Instalaron un carrito de comida en un jardín de la Universidad de Miami. Después pusieron sus últimos ahorros en la elaboración de un proyecto para montar un local en el aeropuerto de Miami. (Peniley Ramírez, El Universal, Opinión, p.2)

 

Nueva etapa en la relación México-EU

La toma de posesión de Joe Biden y Kamala Harris como presidente y vicepresidenta de los Estados Unidos de América, respectivamente, ha generado expectativas en la comunidad internacional. Es interesante que la Vicepresidencia de ese país sea ocupada por primera vez en la historia por una mujer, que además es hija de migrantes y afroamericana, puede representar un referente para mujeres, jóvenes y niñas afrodescendientes en todo el mundo y para la lucha contra la discriminación, la xenofobia y el racismo.

Desde México deseamos éxito a la gestión que inicia. Que sea un buen gobierno para los y las estadounidenses. Y que las instituciones mexicanas trabajen por mantener una buena relación con Estados Unidos. La apuesta debe ser por la amistad entre ambos Estados y entre ambos pueblos.

La buena relación del gobierno mexicano con el de los Estados Unidos que ha impulsado el Presidente Andrés Manuel López Obrador debe ser respaldada. Así como tuvimos buena relación con el gobierno de Donald Trump, ahora tendremos que buscar buena relación con el de Joe Biden. Es de subrayarse que el Presidente de México no se dejó presionar por los grupos políticos de la oposición que querían confrontación y pelea con el exmandatario.

De manera particular, se deben seguir defendiendo todas las políticas que beneficien a los millones de mexicanos que viven en los Estados Unidos de América. Como sabemos, los conceptos de Estado y nación no son sinónimos. La nación mexicana va más allá de la frontera del Río Bravo. Una globalización en la que pueden circular las mercancías pero no las personas es inaceptable.

Es importante que en la relación bilateral se rediscutan temas relativos a los derechos de los migrantes mexicanos, pues hasta ahora desafortunadamente tanto gobiernos demócratas como republicanos han construido fragmentos del muro que se encuentra en la frontera y han tenido políticas de deportación masiva.

Esta relación debe seguirse construyendo en el marco del respeto a la soberanía de cada país. México no interviene en los asuntos internos de Estados Unidos porque no quiere que Estados Unidos intervenga en nuestros asuntos internos.

Particularmente, la política política energética debe seguir decidiéndose en el marco de lo que convenga a México y a su desarrollo de manera soberana. No coincidimos en que la industrialización del petróleo sea prerrogativa exclusiva de países del primer mundo. México tiene el derecho de impulsar sus industrias energéticas, tanto renovables como no renovables. (Martí Batres, El Universal, Opinión, p.11)

 

El Cristalazo / La soberanía como propaganda

De manera hasta cierto punto comedida, pero el Señor Presidente le ha metido un zape al imaginariamente autónomo fiscal de la nación, Don Alejandro Gertz, quien impetuoso como un Miura burriciego, embistió contra los Estados Unidos por el fiasco de la investigación contra el general Salvador Cienfuegos, amenazandolos con un inexistente tribunal internacional.

No soy partidario de escalarlo (el conflicto atizado por él mismo con  acusaciones de fabricación e inexistencia de pruebas), dijo el Ejecutivo nacional quien prueba con esa brevedad lo imposible: ¿cómo escalar hacia una montaña inexistente?

Pero mientras ese elemento de la tensión se diluye por la intervención presidencial  quizá otros muchos permanezcan latentes, aunque al parecer hoy el gobierno entrante en Washington, no tiene tiempo para ocuparse de los asuntos del vecino, porque con fulgurante velocidad el señor Biden desmantela con 17 golpes de pluma, los necesarios para firmar otras tantas órdenes ejecutivas (decretos), con las cual en menos de ocho horas barre con algunas de las estupideces de Donald Trump, especialmente la construcción del muro.

Y simultáneamente  el presidente de México anunciaba de manera informal, desde el púlpito matutino,  su determinación unilateral de establecer nuevas reglas en la relación bilateral.

Tres son las condiciones requeridas por México para nuestro nuevo acuerdo: no injerencia, respeto y orden.

De esa manera será posible lograr una cooperación para el desarrollo, alejada de la cooperación militar y policiaca de los últimos años.

Eso está bien, requetebién, diría el clásico, excepto por un detalle: es apenas la mitad de una fórmula. El otro cincuenta por ciento lo propondrá la parte complementaria, porque una relación bilateral, como bien lo sabe el notorio internacionalista Don Pero Grullo, es de dos.

Y aquí el señor Biden todavía no pone sus cartas sobre la mesa.

Este apresuramiento en exponer públicamente las condiciones requeridas para un nuevo trato con los Estados Unidos, me recuerda aquel galán de pueblo cuyo sueño era tener una relación con Sofía Loren a quien había jurado conquistar.

Yo quiero con ella. Nomás falta la otra mitad. Como bailar el tango…

Así pues el gobierno mexicano ya tiene resuelto el cincuenta por ciento de un  acuerdo con Joe Biden para reorientar las relaciones. Lástima no haberlo hecho también con Trump frente a cuyos caprichos siempre hubo (digámoslo suavemente) ductilidad pragmática.

No es lo mismo decir, yes mana expresar con toda soberanía, si señor, sobre todo cuando se trata de frenar a los hondureños miserables y los salvadoreños en fuga, con tal de evitar aranceles progresivos y ruinosos en  nuestras exportaciones y hacerle (son palabras de Porfirio Muñoz Ledo), “un  oscuro favor a los Estados Unidos”.

Pero ese servicio fue suficiente por un lado para frenar las tarifas y mantener más o menos la fiesta en paz.

–¿Cómo?  Bailando al son del anfitrión.

Pero esa agua ya no mueve el molino. Ya discurre bajo el puente y quedará para el análisis de sesudos historiadores quienes dentro de algunos años sabrán cómo se califica ese pragmatismo, si como defensa soberana de los intereses nacionales o sumisión  resignada en defensa de esos mismos valores.

Para cuando eso suceda ni Trump ni López Obrador estarán quizá en este mundo, porque ya se sabe, Clío se toma su tiempo para redactar las doradas páginas de la memoria. (Rafael Cardona, La Crónica de Hoy, Opinión, p.3)

AMLO y Biden, un podcast de Ana Paula Ordorica

Apenas lleva dos días como presidente de Estados Unidos pero el trato que vemos hasta ahora que Andrés Manuel López Obrador le da a Biden es el que habríamos esperado muchos mexicanos le diera más bien a Donald Trump. Eunice Rendón, experta en temas de seguridad y migración, nos habla al respecto. (Ana Paula Ordorica, El Universal, Opinión, On Line)

Pulso Político / Biden echa abajo herencia de Trump

Una vez que asumió la presidencia de Estados Unidos, a Joe Biden le bastaron unas cuantas horas para empezar a echar abajo la herencia de Donald Trump, al firmar de inmediato varias órdenes para cancelar decenas de absurdas acciones que en cuatro años cambiaron el rumbo de ese país y lo llevaron a distanciamientos y enfrentamientos con otras naciones.

Entre esas acciones están, el regreso de EU al acuerdo climático de París y a la Organización Mundial de la Salud; el reforzamiento de la campaña contra la pandemia; uso obligatorio de cubrebocas y distancia física del personal en todos los edificios federales; suspensión de la construcción del muro fronterizo; decreto para reforzar el DACA e impedir la deportación de dreamers y derogar la prohibición de viajes de países musulmanes y africanos a territorio estadounidense, más las que habrán de seguir en días y semanas venideros.

DE ESTO Y DE AQUELLO

A nadie debe extrañar que la primera llamada del presidente de Estados Unidos sea para el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, uno de los firmantes del nuevo Tratado de Libre Comercio, con el que su antecesor, Donadl Trump, se enemistara públicamente y cuya relación acabó peor que con otros mandatarios.

Habrá que ver en qué momento, y cuándo se comunica con el Presidente de México, que tardó más de mes y medio en felicitarlo y reconocer su triunfo, esperanzado quizá en que los resultados se revirtieran tras las reiteradas denuncias de Trump de que hubo “fraude electoral” y de que “me robaron la Presidencia”, que éste propaló enfermizamente hasta instigar el asalto al Capitolio en el que cinco personas murieron y centenares han sido detenidas.

Tan mal y solo quedó el magnate neoyorquino de cara al mundo después de su desafortunada gestión, que hasta su esposa Melania decidió abandonarlo tras su llegada a Florida, en donde aquel tendrá tiempo de sobra para rumiar su revés electoral y reconocer cuántos errores y arbitrariedades cometió y que el presidente Biden, afortunadamente para EU y el mundo, empezó a enmendar.

Y es que el mediodía de este miércoles fue el principio del fin de caprichos, ocurrencias, rijosidad, divisionismo, odios, racismo y violencia impulsadas por su antecesor tras el descalabro electoral y repudio dentro y también fuera de la Unión Americana, que padeció un cuatrienio de locura presidencial. (Francisco Cárdenas Cruz, La razón, Opinión, p.5)

Bajo Sospecha / Biden marca era con órdenes ejecutivas

Al asumir la presidencia de Estados Unidos Joe Biden ha tomado una serie de medidas para separar su gestión de la de Donald Trump y ha firmado una serie de órdenes ejecutivas, algunas directamente relacionadas con México, como la cancelación del muro fronterizo o la legalización de 11 millones de latinos.

Platicamos con Juan Pablo de Leo, periodista especializado en temas internacionales, quien ha cubierto de cerca, este cambio de poderes en Estados Unidos.

JPL: Creo que lo más importante es entender cómo se va a ampliar la relación México-Estados Unidos, básicamente en estos últimos cuatro años de la presidencia de Donald Trump la relación bilateral se centró en dos temas fundamentalmente: la migración, que tenía que ver con este resguardo del gobierno mexicano de la frontera sur entre México y Centroamérica, y el tema comercial, que se centró en la discusión del nuevo tratado de libre comercio entre Canadá, México y Estados Unidos. Fuera de eso EU sacó por completo las manos hasta estos últimos incidentes de las Agencias de Inteligencia, que vimos está a discusión actualmente con los diferentes juicios a funcionarios mexicanos en EU; fuera de ello, en eso se basó la relación entre Trump y México.

Joe Biden tiene un acercamiento completamente diferente, la agenda bilateral se va a ampliar de manera muy importante, hacia temas de derechos humanos, de gobernabilidad, de democracia, por supuesto que migratorios, comerciales y lo más importante en asuntos que tengan que ver con las energías verdes porque gran parte del plan de gobierno que tiene Biden es invertir en energías verdes para detonar la economía, detonar la innovación y poner a Estados Unidos en otra palestra en cuanto a energías verdes se refiere. (Bibiana Belsasso, La Razón, Opinión, p.12)

Biden apenas comienza

Joe Biden y Kamala Harris llegan a la Casa Blanca con una mayoría en ambas cámaras y un mandato democrático para cambiar la sombría realidad estadounidense. Detener el desgaste institucional y el caos provocado por la presidencia de Donald Trump es solo el inicio ¿Qué podemos esperar en los siguientes meses de la nueva presidencia demócrata?.

En primer lugar, es importante destacar que, inicialmente, la presidencia de Biden dará prioridad a su agenda local. El descuido de la administración de Trump en los últimos meses a todas las crisis en Estados Unidos como el Covid-19 (el cual causó 100,000 muertes en estas cinco semanas), las repercusiones de la insurrección en el Capitolio y la reactivación económica concentrarán la atención de Biden.

Entre las acciones de sus primeros 100 días, se ha anunciado un nuevo plan de vacunación, un estímulo de 1.9 billones de dólares, una reforma migratoria, regresar al Acuerdo de París y la cancelación de más de 20 órdenes ejecutivas del ex-presidente Trump.

Biden tiene la tarea de poner el país en orden y no será fácil. Al mismo tiempo, desde el día 1 el presidente deberá defender y utilizar estratégicamente la mayoría demócrata en el Congreso. El éxito del presidente está sujeto a su respaldo legislativo y no se puede dar el lujo de perderlo. Históricamente, los presidentes demócratas no han sido buenos para fortalecer a su partido y mantener mayorías. Por ende, Biden tendrá que priorizar la agenda nacional y reforzar la plataforma demócrata con miras a las elecciones del 2022.

En la esfera internacional, la tarea principal de la administración será la revitalización. El mundo y el papel de Estados Unidos en él han cambiado radicalmente desde el 2016. Los escándalos de Trump junto con sus ataques a la elección debilitaron a EU en el mapa internacional. Asimismo, el desgaste que el Departamento de Estado sostuvo en estos 4 años limita el margen de maniobra del presidente en estos meses. Así, la prioridad para Biden será construir un Departamento de Estado funcional. Una vez que esta tarea termine, Estados Unidos tendrá que asegurar a sus aliados que está de regreso y contrarrestar el avance de China y Rusia en el mundo. La agenda de Biden en materia de política exterior buscará concentrarse en el combate al cambio climático y en el fortalecimiento de las democracias, sin embargo, es una tarea complicada para un Estados Unidos que empieza el 2021 aislado. Durante estos 4 años, los aliados más cercanos a EU aprendieron que cualquier alianza puede desvanecerse con una elección presidencial, por lo que Biden deberá reconstruir la confianza y volver a afianzar el lugar de EU a nivel internacional. (Carlos Galina, El Economista, Opinión, p.38)

Fusilerías / Trump, el muro y su defensor

En aquella polémica conversación con Enrique Peña en el aeropuerto de Alaska, a propósito de la impertinencia del entonces candidato presidencial Donald Trump de decir que sí se habló del muro en su visita a Los Pinos, Carlos Marín reprochaba al mandatario su prudencia, que meses después pareció haber sido una reacción estratégica, o así resultó, pues el republicano ganó la elección.

“No me gusta el neoliberal, me cae mejor el otro”, expresaba ya en el poder el magnate respecto a los presidentes saliente y entrante de México, sin dejar por ningún momento de lanzar alfilerazos que Andrés Manuel López Obrador fue capoteando como pudo durante los dos años que corrieron paralelos con ambos gobernando. No solo eso. Como decíamos la semana pasada, se generó una afinidad que llegó a extremos.

Acudiendo al manual político más básico, es natural entender que, como lo hizo Peña Nieto, AMLO fuera pragmático y prefiriera llevar la fiesta en paz, pese a su tradicional talante pendenciero, acaso pensando más en su propia figura y el riesgo a correr con una escaramuza frente a un presidente de Estados Unidos, con el golpe a su popularidad que eso pudo acarrear, antes que en el famoso bien superior de la nación.

Si en la postrimería de la gestión de Trump el tabasqueño tuvo todavía un gesto de solidaridad, echándose un lío ajeno encima acusando de censores a Twitter y Facebook, ¿por qué hoy, ya con Joe Biden al frente, AMLO persiste en salir en defensa del magnate, como con el desaseado Power Point en el que recuerda con cifras cuántos metros de muro construyó cada mandatario de aquella nación, desde “George” Clinton hasta Trump, resultando Bush Junior el más productivo?

Desde el principio de este sexenio el Presidente ha sorteado cada descortesía de Trump con el discursito de que no se va a enganchar en provocaciones, que son su especialidad, pero sí fue puntual en respaldar todas las acciones del vecino, como el despliegue de la Guardia Nacional contra los migrantes centroamericanos, que le fue aplaudido hasta el último minuto. La deferencia resaltó con la visita a la misma Casa Blanca. (Alfredo C. Villeda, Milenio, Opinión, p.2)

México-EU: las nuevas perspectivas

Aun día de inaugurado el gobierno de Joe Biden, el presidente Andrés Manuel López Obrador manifestó su coincidencia con las primeras medidas decretadas por su homólogo, descartó que algo de lo anunciado por el mandatario demócrata suponga amenazas para México, y expresó su confianza en que se mantendrá una buena relación bilateral con nuestro país vecino. Señalando que se expresaba con respeto a la soberanía estadunidense para tratar sus propios asuntos, López Obrador destacó la importancia de algunas de las políticas dictadas por Biden para revertir la nefasta herencia de Donald Trump y abordar las cuatro crisis identificadas por su equipo como más urgentes: pandemia, económica, cambio climático e injusticia racial.

En el asunto migratorio hay noticias positivas. En firme están la protección a los dreamers (migrantes que llegaron a territorio estadunidense siendo menores de edad y que, a todo efecto práctico, son miembros plenos de esa sociedad), el freno a la construcción del muro fronterizo y la anulación de la orden ejecutiva que instruía a todas las autoridades a desplegar esfuerzos agresivos para ubicar y deportar a migrantes. Este giro es saludable para México, no sólo porque puede aliviar la serie de abusos que padecen nuestros connacionales en Estados Unidos, sino también porque podría culminar en una modificación al acuerdo que comprometió al Estado mexicano a contener a los migrantes de otras nacionalidades en su camino hacia el norte. Es, en todo caso, un paso hacia una reforma migratoria que deberá pasar por la prueba de fuego de la resistencia legislativa de los republicanos, particularmente de los republicanos trumpistas, quienes han hecho de la xenofobia una de sus más deplorables banderas. (La Jornada, Editorial, p.8)

Alhajero / No hace falta hablar con Biden

Ya se fue Donald Trump, pero el Presidente de México sigue defendiéndolo y rehuyendo, en cambio, una nueva conversación con Joe Biden.

En lugar de celebrar abiertamente —y exclusivamente—  la decisión del nuevo presidente estadounidense Joe Biden, de congelar los fondos para la construcción del muro, López Obrador salió con una tabla comparativa de los kilómetros de muro que construyeron otros mandatarios desde 1990.

¿Para qué? Para tratar de justificar y descargar culpas de Trump.

“Lo del muro —que Biden haya decidido parar su construcción—  es muy bueno, porque yo les comentaba que todo los Presidentes hacían su pedazo, su trecho de muro. Era así como manda… Todos, demócratas y republicanos en los tres mil 200 kilómetros de frontera.

 “Yo lo celebro, pero estoy seguro que no se sabía, ¿cuál era la idea que existía? pues que todo lo relacionado con el muro era por Trump…”.

Pero qué creen, las cifras más bien exhibían al republicano y a su compañero de partido, George W. Bush, así que AMLO pasó por encimita de las cifras, sin detenerse a explicarlas ni a mencionar los periodos de tiempo que correspondieron a cada trecho.

Sobresale, para empezar, que han sido los republicanos George W Bush y Donald Trump quienes más muro han ordenado construir en la frontera con México (y eso sin mencionar insultos, vejaciones y otro tipo de acciones anti inmigrantes).

Bill Clinton, demócrata: Cien kilómetros en total en sus dos mandatos (de 1993 a 2001), lo que da un promedio de 50 kilómetros por cada uno de sus cuatrienios.

George W. Bush, republicano, 781 kilómetros a lo largo de sus dos presidencias (del 2001 al 2009), lo que da un promedio de 390.5 kilómetros por mandato.

Barack Obama, demócrata, mandó construir 222 kilómetros en sus dos periodos en la Casa Blanca (de 2009 a 2017), lo que promedia 111 kilómetros por periodo presidencial.

        Donald Trump, republicano, mandó construir (de 2017 a 2021), 386 kilómetros en tan sólo cuatro años. (Martha Anaya, El Heraldo de México, Opinión, p.5)

Biden y el griterío mexicano

Al principio auguraron que la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca sería para México desastrosa de necesidad y llamaron a la resistencia frente al energúmeno, como si éste se encaminara a la Presidencia de México y no de otro país. Una vez que el energúmeno triunfó en los comicios, conjeturaron que ese hecho haría imposible –o cuando menos, muy indeseable– la victoria electoral de Andrés Manuel López Obrador y el proyecto que representaba porque si ambos llegaban a estar en el poder al mismo tiempo, tendría lugar un cortocircuito catastrófico de ideologías. Pero AMLO ganó los comicios presidenciales de 2018, el energúmeno envió a su hija Ivanka a la toma de posesión y no ocurrió nada.

En mayo y junio de 2019, cuando el nuevo tratado comercial trilateral(T-MEC) aún no entraba en operación, Trump amenazó con incrementar los aranceles a las exportaciones mexicanas hasta 25 por ciento si México no frenaba el flujo de migrantes centroamericanos hacia su país. Entonces, los mismos que durante décadas habían aplaudido la integración económica, política, académica y hasta estratégica con el vecino del norte amanecieron de súbito disfrazados de los Niños Héroes de Chapultepec para exigir que el gobierno nacional no hiciera concesión alguna: la nación debía garantizar un libre tránsito absoluto.

Sonaba bien: AMLO debía lograr que Washington accediera a establecer una Zona Schengen, a la manera de la europea, en el territorio comprendido entre Canadá y el Triángulo Norte de Centroamérica. Pero para eso faltaba el acuerdo de todos los países involucrados y no parecía sensato plantearle la idea al que gobernaba en el más poderoso y que, para colmo, estaba demandando lo contrario. Además, Trump pedía que México se convirtiera en un tercer país seguro para los peticionarios de asilo estadunidense. De modo que se negoció, se rechazó lo de tercer país seguro, se aceptó que en lo sucesivo no se permitiría el uso del territorio nacional como puente hacia Estados Unidos, la Casa Blanca retiró su amenaza de los gravámenes y el griterío local acusó a AMLO de traición a la patria, a los derechos humanos y a no sé qué más cosas. (Pedro Miguel, La Jornada, Opinión, p.17)

Vacunas contra COVID-19 para todos los migrantes mexicanos en Estados Unidos

La pandemia provocada por el nuevo coronavirus ha puesto en evidencia las condiciones de vulnerabilidad en las que viven nuestros paisanos en el vecino país del norte. A pesar de ser consideradas como trabajadoras esenciales y sostener buena parte de la producción de bienes y servicios en la principal economía del mundo, las personas migrantes mexicanas no han sido incluidas en la primera fase de las campañas masivas de vacunación de ese país. Ante esta realidad, la diplomacia consular de México en Estados Unidos se activó y organizó para garantizar vacunas para todas las personas sin importar su estatus migratorio.

En el mundo no existe una red consular tan grande como la que México tiene en Estados Unidos. Nuestro país cuenta con 50 consulados y una embajada en Washington DC., que dan atención a una comunidad que representa al 24 por ciento de la población extranjera en Estados Unidos y que conforma el grupo de inmigrantes más grande en ese país, según datos del Migration Policy Institute (MPI).

¿Qué hacen los mexicanos en Estados Unidos? De acuerdo con el MPI, los casi 10.9 millones de mexicanos trabajan en los sectores agropecuario, construcción, servicios y mantenimiento; así como en la producción y transportación de materiales. Diversas organizaciones a favor de los derechos humanos han exigido a las autoridades locales y estatales que al menos durante la pandemia los trabajadores migrantes que desempeñan este tipo de empleos sean considerados “esenciales”.

Para velar por un acceso universal a la vacuna para nuestros connacionales, los consulados de México han logrado respuestas muy positivas por parte de las autoridades gubernamentales de nivel estatal y local. Esto se ha traducido en actos de buena voluntad política que deja de manifiesto que se dará acceso a la vacuna de manera gratuita, progresiva y sin documentos que comprueben su condición migratoria. (Luis Gutiérrez Reyes, El Heraldo de México, Opinión, p.12)

México SA

Mil 500 kilómetros de muro fronterizo // Saldo de 4 gobiernos amigos // Hechos, no promesas, Biden

Demócratas o republicanos, da lo mismo: son igual de amenazantes que de chantajistas. Desde 1994 los distintos gobiernos estadunidenses (cuatro inquilinos de la Casa Blanca en ese periodo) han tratado de frenar, infructuosamente y muro de por medio, la migración mexicana hacia el vecino del norte y, según dijeron, el trasiego de droga. ¿Resultado? En ambos casos, política fallida: un gasto que acumula miles de millones de dólares que no ha impedido una mayor presencia de nuestros paisanos y, a la vez, un voluminoso cuan creciente abasto de narcóticos para los consumidores gringos.

En los 27 años transcurridos, los cuatro mandatarios estadunidenses involucrados (Clinton, Bush júnior, Obama y Trump) se negaron a firmar un tratado migratorio bilateral y privilegiaron la amenaza. Cada uno aportó sus kilómetros a la construcción del muro, con la idea de que cubriera la totalidad de la frontera para, decían, acabar con la inmigración mexicana. Y el plus, según sus cálculos, sería acabar con el tráfico de drogas.

Joe Biden estrena mandato con la promesa de detener (no cancelar ni derrumbar lo existente) la construcción del muro fronterizo que tanto cacareó el neofascista anaranjado, y llevar a cabo una reforma migratoria para ofrecer un camino a la legalización y la ciudadanía de unos 11 millones de indocumentados (mexicanos, la mayoría), al tiempo que procedió a desmantelar de inmediato algunas de las medidas antimigrantes del gobierno de Donald Trump ( La Jornada, David Brooks).

Se oye bien, pero es obvio que las promesas no alcanzan, porque de una u otra suerte a lo largo de los años siempre han estado presentes a la hora de los discursos de toma posesión del cargo, para prácticamente de inmediato reforzar la feroz política migratoria de su antecesor. Así ha sido a través del tiempo, con todo y TLCAN, que todo abrió y permitió, salvo un acuerdo migratorio bilateral.

El muro fronterizo ha sido el amenazante y chantajista caballito de batalla del gobierno estadunidense, y cada uno de los cuatro mandatarios citados aportó lo suyo. Como lo detalló el presidente López Obrador, todos los presidentes (estadunidenses) hacían su pedazo, su trecho de muro; era como manda. Demócratas y republicanos, en los 3 mil 180 o 3 mil 200 kilómetros de frontera, considerando lo que incluye el río Bravo.

López Obrador no se quedó en el comentario, sino que documentó la aportación de cada uno de los últimos cuatro inquilinos de la Casa Blanca: a lo largo de su mandato Bill Clinton (1993-2001) construyó 100 kilómetros de muro fronterizo; George W. Bush (2001-2009) aportó 781; Barack Obama (2009-2017; no hay que olvidar que Joe Biden fue su vicepresidente) sumó 222 y en sus cuatro años el esquizoide de Donald Trump (2017-2021) agregó 386.

En 27 años, el total construido por esos cuatro fue de mil 488 kilómetros (el gobierno mexicano detalla que la frontera entre México y Estados Unidos suma 3 mil 200 kilómetros, de los que mil 126 corresponden a la frontera terrestre y el resto a la del Río Bravo). Todos los mandatarios citados se negaron a negociar y suscribir un tratado migratorio, que sería lo más inteligente y productivo para la relación bilateral.

Entonces, habrá que ver hasta dónde llegan, en los hechos, las promesas de Joe Biden. (Carlos Fernández-Vega, La Jornada, Opinión, p.21)

Ojos que no ven / El mesías

No hay nada más devastador para la imagen de un político que generar una alta expectativa que difícilmente podrá cumplir. Joe Biden, nuevo Presidente de EU, se ha elevado ante la sociedad como una especie de mesías, capaz de expulsar los demonios del gobierno de Donald Trump.

En los medios de comunicación pudimos ver a varios titulares de programas informativos de televisión y radio, así como analistas políticos, derretirse en generosos calificativos hacia el nuevo presidente Biden: decían que se trataba de un milagro, que es una nueva esperanza, que es un nuevo amanecer, que es una luz en el camino, que por fin triunfó la justicia, que se fue la intolerancia y el racismo, que terminó el discurso de odio.

Podemos enlistar un sinfín de calificativos que nos muestran una elevadísima expectativa hacia el Presidente de mayor edad que ha visto la historia estadounidense.

Si bien Biden llegó a la Casa Blanca con un discurso conciliador y de unidad, inició su mandato con el desmantelamiento de lo hecho por su antecesor durante los últimos cuatro años.

Cometió el error de no administrarse, y de golpe y porrazo firmó 17 órdenes ejecutivas, acción que marcó su estilo de gobierno, y sobre el inicio de la reconstrucción de Estados Unidos: 100 días de uso de cubrebocas, volver a la Organización Mundial de la Salud, acciones contra la pandemia de COVID-19, prorrogar —mas no cancelar— órdenes de desalojo por falta de pago, pausar el cobro de la deuda estudiantil, regresar al Acuerdo de París contra el cambio climático, revertir acciones medio ambientales en las que Trump apoyó combustibles fósiles, plan de equidad racial, integrar a los indocumentados en el recuento de redistribución, apoyar al DACA, terminar el bloqueo musulmán, revocar la orden de Trump de ejecución interior, se detiene la construcción del muro en la frontera con México, diferir hasta junio de 2022 la salida de liberianos, luchar contra la discriminación en todas sus formas, ética del personal del Ejecutivo, y una orden ejecutiva de proceso regulatorio. (Jesús Martín Mendoza El Heraldo de México, Opinión, p.11)

Dinero

Biden advierte que morirán 100 mil estadunidenses las próximas semanas // A cuarentena, los mexicanos que viajen a EU

En su segundo día en la Casa Blanca, el presidente Joe Biden hizo un anuncio doloroso a sus conciudadanos: morirán 100 mil a causa de la pandemia en las próximas semanas. Recibió una herencia de más de 400 mil fallecimientos del ex presidente Trump… y un desastre sanitario. Tomó una serie de medidas radicales y urgentes para atajar la expansión de la pandemia. Una afectará México: los viajeros internacionales deberán llevar una prueba negativa de Covid cuando lleguen a los aeropuertos estadunidenses (esa disposición ya había sido anunciada y tendrá efecto a finales de mes), pero se agrega otra: los viajeros serán sometidos a cuarentena. ¿Por qué afecta a México? Ha permanecido cerrado desde principios del año anterior el tránsito terrestre a lo largo de la frontera para los mexicanos que sólo tienen visa de turista; sólo pueden cruzar a pie o en automóvil los que posean visa de trabajo, y también los ciudadanos de Estados Unidos. Sin embargo, existe hasta hoy la posibilidad de llegar por la vía aérea a cualquier aeropuerto: Los Ángeles, Houston, Chicago, Nueva York. Es un tránsito normal sin ningún otro requisito que la visa de turista. Pero Biden ya anunció nuevas medidas restrictivas: la prueba de Covid y la cuarentena. (Enrique Galván Ochoa, La Jornada, Opinión, p.8)

Nudo gordiano / 180 grados

Ya no volveremos a los días en que el muro en la frontera era alimento electoral; su presupuesto tampoco deberá destinar recursos para su construcción por encima de las urgentes necesidades. Tampoco habrá amenazas a los jóvenes dreamers ni sus derechos serán tocados.

El golpe se habrá sentido durísimo en Florida. Lo que por cuatro años se presumió como el gran legado, terminó anotado en la historia de EU, no sólo como mal recuerdo, sino como evidentes equivocaciones.

En sus primeras 24 horas, Joe Biden eliminó planes, programas, líneas de política pública que su predecesor impulsó contra los intereses de su país y de su lugar en el liderazgo del mundo.

Las primeras órdenes ejecutivas que firma, son señales claras del tipo de relación que Estados Unidos desea tener con nuestro país, por ejemplo. Ya no volveremos a los días en que el muro en la frontera era alimento electoral; su presupuesto tampoco deberá destinar recursos para su construcción por encima de las urgentes necesidades. Tampoco habrá amenazas a los jóvenes dreamers ni sus derechos serán tocados. Incluso, ahora se abre la posibilidad de que 11 millones de migrantes tengan oportunidad de convertirse en residentes legales. Un plan migratorio que jamás en los últimos cuatro años habríamos imaginado. Ni en esta región del planeta ni en las que están del otro lado del mundo, pues también se han levantado ya los vetos a ciudadanos de origen palestino.

Aunque las órdenes más importantes, Joe Biden las dedicó a la crisis sanitaria. Un plan de combate de 190 páginas presentadas la tarde del jueves para enfrentar al enemigo que, él mismo ha calculado, el próximo mes los hará rebasar las 500 mil víctimas mortales. El coronavirus es hoy el objetivo primordial de un gobierno dispuesto a reescribir una estrategia que, en los últimos 10 meses, se configuró no sólo con políticas insuficientes, sino con una postura presidencial que no entendió nunca la dimensión, evidentemente por su falta de preparación y sensibilidad. Ni el contagio hizo a Donald Trump girar hacia una dirección en la que se pondera la salud y las vidas de los ciudadanos. Hoy, Joe Biden activó todas las medidas implementadas en muchas partes del mundo y a las que se negaron por la sinrazón del exhabitante de la Casa Blanca. (Yuriria Sierra, Excélsior Opinión, p.14)

(Excélsior p.12)

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(De la Torre, Excélsior, Nacional, p. 12)