Opinión Migración 290321

Abuso policial: nada cambia

La impericia, falta de protocolos y uso excesivo de la fuerza de corporaciones policiacas contra ciudadanos quedaron en evidencia nuevamente en un video que se difundió este domingo. En Tulum, Quintana Roo, cuatro elementos de seguridad actúan contra una mujer esposada -migrante salvadoreña- que grita y se queja, para luego quedar inmóvil. La mujer murió más tarde, presuntamente como consecuencia de la fuerza que ejercieron contra ella.

El fenómeno no es nuevo en el país: muertes de ciudadanos a manos de elementos de seguridad por la carencia de capacitación para enmarcar su actuación en el respeto a los derechos humanos. Hay muestra de ello en los últimos doce meses.

En mayo de 2020, policías de Ixtlahuacán de los Membrillos, en el área metropolitana de Guadalajara, arrestaron y golpearon de tal forma a Giovanni López, que murió en un hospital de Chapala. La razón, el hombre de 30 años no llevaba cubrebocas.

En septiembre pasado, durante las manifestaciones de agricultores por el control de la presa La Boquilla, en Delicias, Chihuahua, una mujer murió luego de que recibió un disparo de un elemento de la Guardia Nacional.

En noviembre, policías municipales de Cancún dispersaron a balazos a un grupo de manifestantes que protestaban en contra de la violencia de género y contra el feminicidio de una joven.

Cometer una falta menor o protestar por alguna causa ha costado la vida de varios mexicanos y mexicanas en el país. Además de temer a la violencia común, en muchas ciudades de este país se teme también a agentes locales o de fuerzas federales, pues su formación exhibe serias deficiencias en el respeto a los derechos humanos.

Fuera del país, situaciones de abuso policial o de fuerzas de seguridad desencadenan violentas protestas en las calles. En mayo de 2020 la muerte del afroamericano George Floyd desató disturbios en ciudades estadounidenses. En México no se han registrado manifestaciones masivas en contra del abuso policial, a pesar de que prácticas como la tortura no ha logrado erradicarse.

En hechos como el ocurrido el sábado en Tulum deben cobrar relevancia instancias como las comisiones estatales de derechos humanos para exigir su pleno esclarecimiento y la sanción respectiva de los involucrados. Por parte de los gobiernos se requiere el compromiso constante para profesionalizar los cuerpos policiacos y la inmediata desaprobación de la brutalidad policiaca. En materia de capacitación policial hay decenas de gobiernos estatales y municipales en el país que parece importarles poco ese tema; la única afectada es la ciudadanía indefensa. (Editorial, El Universal, Opinión, p.14)

El gran reto migratorio

Uno de los antecedentes más importantes de acuerdos migratorios entre Estados Unidos y México se llevó a cabo en 1942, en el contexto de la Segunda Guerra Mundial, con el conocido Programa Bracero, cuyo objetivo era enviar en forma regular a personas trabajadoras agrícolas para reforzar al sector primario de la Unión Americana, y que se extendió a los servicios ferroviarios, pero que lamentablemente se vio manchado por violaciones a los derechos humanos de nuestros connacionales bajo malas condiciones laborales, de vivienda, etcétera.

Pese a que el Programa Bracero demostró la importancia que tienen las personas migrantes en el mercado laboral estadounidense, ésta no ha sido reconocida a cabalidad por la política migratoria de ese país, que mantiene en la ilegalidad a quienes inmigran de manera irregular, pese a los esfuerzos institucionales que han surgido y desaparecido con los cambios de gobierno. Esto ha generado que, desde la cancelación del programa, en 1962, la política migratoria enfrente distintas complejidades, dependiendo de la posición que los mandatarios de cada país han asumido respecto al tema, y siendo los últimos cinco años una de las etapas más complejas en materia de cooperación migratoria entre ambas naciones.

La elección de Donald Trump como presidente en 2016 se debió en gran medida al preponderante desprecio a las personas migrantes y su eventual incorporación a la sociedad estadounidense, que incluyó en su plataforma electoral. Una vez en el cargo, el exmandatario implementó medidas que, sin atender las causas de fondo de la migración, funcionaron como tapón, y cuyas consecuencias están latentes en el presente. La obsesión trumpiana de ampliar el muro fronterizo, que comenzó a construirse en la década de 1990, así como su insistencia en que el pueblo de México pagaría por ello, auguraron que durante esa administración el asunto migratorio se tornaría aún más complejo.

Cuando Andrés Manuel López Obrador llegó a la Presidencia de México, la postura del Gobierno federal en torno a la migración internacional dio un giro importante hacia el humanismo y la fraternidad. Por eso, a través de un programa coordinado con los países centroamericanos, el Estado mexicano se ha enfocado en la cooperación regional para atender las causas raíz —pobreza y violencia, mayoritariamente— que hacen que miles de personas de la parte sur del continente inicien una marcha riesgosa y llena de incertidumbre hacia la Unión Americana.

Esta visión parece coincidir con el entendimiento que el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, tiene sobre el fenómeno migratorio, pues la aprobación de distintas órdenes ejecutivas al inicio de su gobierno, entre las que destacan la reunificación de familias separadas por las políticas de la administración Trump; la suspensión de los acuerdos para crear terceros países seguros con El Salvador, Guatemala y Honduras, así como la revisión del programa Quédate en México fueron un indicador de la voluntad política que existe para crear acuerdos migratorios más equitativos y con pleno respeto a los derechos humanos.

Al mismo tiempo, este cambio de paradigma se convirtió en una gran esperanza para las personas que intentan llegar a Estados Unidos, ya sea para encontrarse con su familia, huir de la violencia local o para buscar mejores oportunidades de desarrollo, lo cual produjo una nueva ola migratoria que está poniendo a prueba la actual visión de la Unión Americana en la materia. Ante la complejidad del problema y las presiones políticas al interior, el presidente Biden declaró su intención de que las familias que sean expulsadas de EUA se queden en México, lo cual de facto nos convertiría en un tercer país seguro, a lo que en el Senado de la República nos opusimos categóricamente desde junio de 2019, cuando el presidente Trump planteó esa misma opción.

El rechazo de constituirnos en tercer país seguro se sustenta en la equidad que debe regir en los acuerdos multinacionales, y en la consideración del riesgo que implica para las personas migrantes ser regresadas a los contextos de violencia de los que pretenden escapar. Es notorio que la visión de ambos gobiernos coincide en la necesidad de volver a otorgar al fenómeno migratorio un enfoque de derechos humanos y de humanismo, pero es también evidente que la gran complejidad propia de la migración internacional puede llevar a tomar decisiones que se deben evitar.

Sin duda nos encontramos ante uno de los fenómenos más complicados que debemos enfrentar de manera multilateral en la región, pues no existen recetas ni caminos hechos hacia la contención de los flujos migratorios y la protección de la dignidad de las personas migrantes; sin embargo, contamos con principios rectores que pueden delimitar los esfuerzos que las naciones americanas tenemos por delante a corto, mediano y largo plazos. Mientras tanto, la posición de la mayoría en el Senado de la República sigue y seguirá siendo la misma: promover el respeto a los derechos humanos de todas y todos los migrantes, así como el respeto de cada nación para hacer valer su soberanía. (Ricardo Monreal Ávila, El Universal, Opinión, p.16)

Caminos legales, no cierres fronterizos

El reciente viaje a México de funcionarios estadunidenses planteó como solución al problema migratorio el cierre de fronteras, para supuestamente detener no sólo a los centroamericanos, sino a los propios mexicanos. Justificó en parte esta estrategia por tener que aplicar el protocolo 42 debido a la pandemia y los posibles contagios. Las autoridades estadunidenses y mexicanas señalan enfáticamente que se busca establecer una migración ordenada y regular; sin embargo, no hay pistas de cómo quieren lograrlo y qué quiere decir con esto el gobierno de Estados Unidos, porque, justamente, ese ha sido el problema, la falta de caminos ordenados, legales, seguros y el cierre de las opciones para tramitar el asilo, razón por la cual los migrantes se ven en la dolorosa necesidad de travesías trágicas y al final tener que vivir como indocumentados. Cerrar fronteras no sólo no permite revertir los flujos migratorios, sino que se promueve a traficantes de personas, coyotes y polleros, quienes hacen su agosto, engañan a los migrantes al asegurarles pasarlos a Estados Unidos y, al menor problema los abandonan pero eso sí, llevándose miles de dólares en los bolsillos.

Urgen acciones directas, contundentes e integrales para frenar esas tragedias y dar paso a formas civilizadas y de beneficio múltiple para todas las partes. Lo primero y urgente son las actividades que los diplomáticos miembros de la embajada y consulados mexicanos en Estados Unidos deben llevar a cabo con el objetivo de contactar a legisladores para convencerlos de lo justo de la reforma migratoria integral propuesta por el presidente Joe Biden, apoyarse en los muy importantes grupos de activistas en favor de los migrantes que han hecho una tarea extraordinaria, así como otras instancias de abogados. Hay que recordar que se requieren 67 votos y los demócratas tienen 50.

La reforma migratoria integral debe ser un objetivo prioritario para México, porque de 11 millones de indocumentados en EU, más de 5 millones son mexicanos. Trabajadores que llevan décadas con la espada de Damocles sobre la cabeza, a pesar de pagar impuestos, tener hijos ciudadanos estadunidenses, pero marginados de los beneficios que una vida laboral intensiva debería otorgarles. Por otro lado, es probable que algunos sean familiares de esos niños migrantes no acompañados que se encuentran en refugios en la frontera y, por temor a la deportación, se retrasa su posible ­reunificación.

Otra acción que debe ponerse en marcha es proponer programas de trabajadores, pero de ninguna manera pueden ser temporales, sino con opción a la residencia permanente después de un tiempo de laborar y que sea decisión del propio trabajador. Hay que eliminar los trabajos en el marco de las famosas visas, entre ellas la H2A para trabajadores agrícolas. Cada año acuden decenas de autobuses repletos de campesinos que trabajan durante ocho meses. Lo primero que hacen los representantes de los granjeros es quitarles los documentos, para evitar que puedan irse, se les asigna un granjero, y si éste no cumple con lo acordado y abusa del trabajador, tienen que aguantarse, porque si se quejan van a las listas negras y no los vuelven a contratar; si llueve y no pueden trabajar se les descuentan los días, si se enferman les descuentan los días y tienen que pagar de su salario al médico, y al final regresan al país sin obtener nada, ni retiro, ni movilidad social, ni antigüedad. Esta es una forma de trabajo esclavo que no puede ni debe continuar.

Tan importante es atacar las causas que promueven los desplazamientos humanos en condiciones de enorme vulnerabilidad y peligro para todos, enmarcadas en la privación para una vida digna y segura en sus países de origen, como las restricciones comerciales impuestas por las regiones ricas que dificultan el desarrollo. Como señala Stephen Cas­tles, las políticas del norte en materia de comercio, cooperación internacional y asuntos internacionales son las principales causas de los flujos migratorios que las políticas migratorias del propio norte pretenden controlar.

Por ello es fundamental poner en marcha el Plan de Desarrollo Integral para el Norte de Centroamérica y el Sur-Sureste de México, propuesto por Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) enfocado en el desarrollo de la región. Resulta innovador por adoptar el enfoque de seguridad humana, como seguridad en el empleo, ingresos, educación, salud, protección social y medios de vida. Es considerado como el esfuerzo más integral a escala mundial para eliminar la migración forzada por necesidad y sobrevivencia.

Si bien es urgente que los países de la región lo adopten y trabajen arduamente para hacerlo realidad, es igual de importante que Estados Unidos se comprometa con las propuestas de este plan si verdaderamente le interesa la migración regular, ordenada y legal. (Ana María Aragonés, La Jornada, Opinión, p.17)

Astillero

Fue un asesinato. Hubo varias videograbaciones, de tal manera que el hecho no se quedó arrumbado en uno de tantos archiveros gubernamentales sin destino que hay en todo el país. Sucedió la tarde de este sábado en Tulum, Quintana Roo, donde el año pasado fue reprimida una manifestación de mujeres contra la violencia y el acoso ejercidos contra ellas.

La asesinada, según los datos disponibles a la hora de teclear esta columna (https://bit.ly/2O7GCV2), era salvadoreña, de nombre Victoria Salazar Arriaza. Cuatro policías municipales, principalmente una mujer, la sometieron en la vía pública y, a semejanza de lo sucedido en Estados Unidos con el afrodescendiente George Floyd, una rodilla policiaca (femenina, en este caso) fue colocada sobre la cabeza de la mujer a la que habían denunciado, según las primeras versiones, por alterar el orden público, en estado de ebriedad.

A pesar de que estaba inmóvil y ya muerta o en vías de serlo, la mujer salvadoreña fue subida a la batea de una camioneta policiaca sin cumplir con protocolos forenses. Un ejemplo, pues, de la ínfima capacitación de los cuerpos policiacos para enfrentar situaciones de esta índole y la recurrencia arbitraria a mecanismos de encubrimiento de agentes en problemas.

En Twitter, la usuaria Bruja con Huipil, con el distintivo @ZaaTerciopelo, escribió: “Si ella hubiese sido una turista wera fumando mota en Tulum, hasta fanfarria le hacen. En cambio, la mataron por ser mujer, pobre, migrante. Qué miedo me da la policía de este asqueroso y feminicida país”.

Ayer mismo hubo una marcha de protesta en Tulum. Además, la Red Feminista Quintanarroense ha convocado a manifestaciones para hoy en Holbox, Tulum y Cancún. El paraíso huele a sangre, señalaron grupos feministas, pues en 24 horas han sido cuatro los feminicidios perpetrados en esa entidad, formalmente gobernada (en la realidad, es el crimen organizado quien manda) por el priísta de corazón y costumbres políticas, Carlos Joaquín González, quien llegó al poder mediante una coalición de los partidos Acción Nacional y de la Revolución Democrática. El presidente municipal de Tulum es el priísta Víctor Mas Tah, quien busca la relección.

En otro tema, Héctor Serrano Cortés fue poderoso secretario de Gobierno, intrigante por sistema y turbio en su actuar, con Miguel Ángel Mancera al mando de la Ciudad de México. Cuando los conflictos y engaños fueron tantos, el benévolo Mancera lo envió a un paraíso de manejos económicos subterráneos: la Secretaría de Movilidad.

En febrero de 2019, Serrano Cortés y ocho diputados perredistas más, entre ellos Ricardo Gallardo, coordinador de esa bancada, renunciaron al partido del sol azteca y, sin afiliarse a Morena, comprometieron su voto en San Lázaro para emitirlo en el sentido que indicara Mario Delgado, entonces coordinador de los morenistas. Desde entonces se dijo que el pago por ese favor a Morena sería la candidatura a gobernador por San Luis Potosí del citado Gallardo.

Ahora, Serrano Cortés ha buscado ser diputado local por el Partido del Trabajo en SLP, donde funge como asesor de Gallardo, quien busca la gubernatura a nombre del Verde Ecologista. La autoridad electoral ha rebotado a Serrano, quien se habilitó una constancia de residencia en el municipio de Soledad de Graciano Sánchez. Pero resulta que no renunció a tiempo a su curul federal y, por eso, se le ha negado el registro como candidato a diputado local. De ese tamaño es el botín en que ese grupo ha convertido a San Luis Potosí: las nefastas prácticas de Serrano en la Ciudad de México, transferidas a SLP, con curul o sin ella.

Astillas: Miguel Ángel Almaraz Maldonado fue detenido, encarcelado y procesado bajo acusaciones relacionadas con el huachicoleo. Casi seis años estuvo preso, pero salió libre no por considerarlo inocente, sino por violaciones procesales. Ahora lo presenta Acción Nacional como aspirante a presidir el municipio de Río Bravo, en el Tamaulipas de otro emproblemado judicial, el (todavía) gobernador panista Francisco Javier García Cabeza de Vaca… ¡Hasta mañana! (Julio Hernández López, La Jornada, Opinión, p.8)

Migrantes en México: entre dos fuegos

Lo ocurrido con la migrante salvadoreña en Tulum, quien fue asfixiada y asesinada por policías, nos demuestra la grave situación de los centroamericanos que buscan sobrevivir o transitar por México. Apenas nos reponíamos del caso Camargo y las 16 victimas guatemaltecas, cuando este caso de violencia policiaca nos sorprende. No son casos aislados, entre el crimen, los operativos “humanitarios” para una migración ordenada que realiza la Guardia Nacional y los excesos policiales, mantienen a esta población ante dos fuegos. (Tiraditos, Contra Réplica, Opinión, p.2)

Desafío de seguridad: militares, eu, migrantes

Sin un programa para la seguridad nacional, sin un consejo de seguridad nacional estratégico y a partir de un nacionalismo tradicional, el Gobierno mexicano va a recibir en estos meses una oleada de presiones del Gobierno de EU para someterlo a las prioridades de la Casa Blanca.

Aunque en los hechos tendrá poca efectividad real, el presidente Biden designó a la vicepresidenta Kamala Harris como responsable de la crisis en la frontera EU-México, al parecer por la poca coherencia y efectividad de la exembajadora Roberta Jacobson como funcionaria del Consejo de Seguridad Nacional. El canciller mexicano Marcelo Ebrard Casaubón ha comenzado a marcar linderos de territorios para no despertar falsas esperanzas en las tentaciones expansionistas de la Casa Blanca.

Migración, terrorismo, drogas, comercio, cárteles y problemas centroamericanos han fijado los más de tres mil kilómetros de frontera como el espacio de ingobernabilidad para las dos naciones. En su forma atrabancada de hacer política, Donald Trump puso un muro real y otro simbólico y detuvo la migración; Biden ha enviado el mensaje equivocado de puertas abiertas y decenas de miles de migrantes se dirigen a cruzar la frontera y los que ya están han rebasado la capacidad de administración de las solicitudes de asilo y visas de trabajo.

Sin facultades legales pero cubriendo las deficiencias de la Secretaría de Gobernación, el canciller Ebrard hace las veces de consejo de seguridad nacional en el planteamiento de enfoques estratégicos a Washington. Sin reconocerlo, el Gobierno de Biden está manteniendo vigentes los mecanismos de control de seguridad de la frontera de Trump, hasta que pueda tener una idea clara de su propuesta.

Las tensiones EU-México van a aumentar porque la Casa Blanca no tiene un programa fronterizo claro. (Carlos Ramírez, 24 horas, Opinión, p.6)

Quebradero / Resquicios

Falleció Jorge Bustamante. Académico, maestro destacado y querido creador del Colef, una de las instituciones a nivel mundial más reconocidas en la investigación y defensa de los migrantes. Va una de sus frases: “Javier, ¿cuándo has visto en el país una manifestación en las calles en defensa de los migrantes?”. Lo recordamos con cariño y agradecimiento; abrazos a su familia y al Colef. (Javier Solórzano Zinser, La Razón, La Dos, p.2)

Crímenes y reacción en Quintana Roo

Ante los dos hechos de violencia contra mujeres que se suscitaron el fin de semana en Quintana Roo, el gobernador de la entidad, Carlos Joaquín, informó ya de acciones tomadas por las autoridades para sancionar a los responsables. Primero, ante el asesinato ocurrido en la isla de Holbox, que ya ha sido catalogado por diversos colectivos como feminicidio, el mandatario estatal informó que la Fiscalía del estado tiene detenido ya al presunto responsable. Y en el caso de la ciudadana salvadoreña contra la que se cometió un exceso policial por parte de agentes de Tulum, que le quitó la vida, un hecho que ha generado indignación generalizada, el gobernador dio cuenta que los policías involucrados fueron separados del cargo y están puestos a disposición de la autoridad. No habrá impunidad, señaló anoche y admitió que ante el problema estructural hay mucho por hacer. (Rozones L, La Razón, La Dos, p.2)

La migración, un problema mundial

Donald Trump hizo del tema de la inmigración un hilo conductor en su agenda política. Había iniciado un proyecto para construir un muro, que pensó que sería parcialmente fi nanciado por países latinoamericanos.

La nueva Administración, ligada a la historia del Partido Demócrata e incluso a la historia de Estados Unidos, el país anfitrión, quiere cambiar de rumbo. No obstante, está abrumado por las inundaciones de migrantes, ya que la pandemia ha reducido drásticamente las oportunidades laborales.

Joe Biden ha elegido a su vicepresidenta Kamala Harris para liderar las negociaciones sobre este asunto. Este es un mensaje fuerte, porque al pertenecer ella misma a una de estas minorías, le dará más credibilidad a su acción.

El problema de la inmigración es real. Las poblaciones, que enfrentan la pobreza, a veces guerras civiles o confl ictos vinculados al crimen organizado, se sienten atraídas por el sueño americano.

Y han conseguido revitalizar a la sociedad estadounidense durante décadas. Las empresas estadounidenses estaban contentas con la abundancia de mano de obra barata.

Sin embargo, hoy, la situación de la economía no es la misma debido a la covid-19. Los niveles de desempleo son altos y la aceptabilidad del fenómeno migratorio ha disminuido socialmente, mientras que los movimientos nacionalistas están fl oreciendo. Con decenas de millones de voces que han aceptado las premisas de Trump, Estados Unidos, el país de la inmigración, se encuentra atrapado en la cuestión de la identidad, con un movimiento resistente a la inmigración.

Kamala Harris deberá negociar la gestión del fl ujo migratorio con los países emisores, con el objetivo de alcanzar un nivel satisfactorio para los países vecinos y soportable para EE UU. Pero Estados Unidos sabe que Latinoamérica es una extensión cultural, económica y geográfca de su propio territorio. No es una realidad ajena ni se puede limitar a una posible confrontación sobre temas migratorios. Es entre estas fi nas líneas en las que navegará Kamala Harris.

Marruecos y España son países amigos, socios y familiares desde hace siglos, con una realidad geográfi ca inmutable que les convierte en vecinos. Algo determinante porque cada país asume una especie de extensión del espacio habitable respecto al otro, ambos se encuentran enfrentados al mismo fenómeno de inmigración ilegal. Marruecos asume responsabilidades muy pesadas, que afectan directamente a sus políticas públicas, en particular a través de su costo fi nanciero. España también se ve impactada, y fuertemente, porque se ha convertido en un país de recepción de inmigración por primera vez. Asimismo, la situación geográfi ca hace que los dos países sean puntos de paso para el tráfi co internacional de todo tipo.

La cooperación entre los dos países es la clave para limitar este fenómeno, pero también para desmantelar y detener a los grupos criminales que se enriquecen en detrimento de los migrantes. Es evidente que los esfuerzos migratorios de Marruecos y España benefi cian al conjunto de la Unión Europea, destino fi nal de la mayoría de los inmigrantes ilegales.

Por tanto, España ha estado pidiendo la comprensión política y fi nanciera y la solidaridad de la UE. La política europea debe basarse en cuatro principios fundamentales como son la prevención en el origen; la cooperación operativa con países de origen y tránsito; la lucha contra las redes criminales del tráfi co de migrantes y una mejor gestión de las fronteras.

Marruecos y España han disfrutado de fuertes relaciones durante décadas, independientemente de quién tenga el poder ejecutivo en los dos países. Porque sus relaciones están cargadas de historia. Debemos evitar confrontaciones anacrónicas, malentendidos y sospechas. Los retos son grandes y el pueblo español y marroquí se merecen lo mejor de sus líderes. (Ahmed Charai, La Razón, Internacional, p.3)

Uso de Razón / Biden se estrella en la frontera

Biden se encamina a un rápido fracaso en su relación migratoria con México y el triángulo centroamericano que forman Guatemala, El Salvador y Honduras.

Una de sus principales banderas de campaña está destruida a dos meses de iniciado el gobierno.

Nadie le da tregua ni quiere entender el problema: los republicanos comienzan a decir, en voz cada vez más alta, que en esa materia Trump lo hacía mejor.

Los medios de comunicación muestran la ilegalidad del gobierno al tener detenidos a menores de edad por más tiempo del permitido.

Protestan porque a la prensa le niegan el acceso a los campamentos donde se hacinan decenas de miles de niños y adolescentes mexicanos y centroamericanos, retenidos.

Eso, subrayan, no ocurrió ni con Trump, lo cual es verdad.

Desde el sur de la frontera crece exponencialmente el número de menores de edad que se lanzan a Estados Unidos en busca de refugio.

También los adultos. La ola no va a parar, debido a la ausencia de políticas públicas acertadas en la región, golpeada por el Covid.

Las detenciones están próximas al récord histórico alcanzado hace 20 años, reconoció el secretario de Seguridad Nacional, Alejandro Mayorkas.

Ahí está la nuez del asunto, y no en que Biden sea una buena persona y se aprovechen de su disposición a llevar el tema por cauces humanitarios: hace 20 años hubo una crisis que afectó el crecimiento en México y parte de los afectados buscaron entrar a Estados Unidos.

Hoy ocurre lo mismo, y va a rebasar con mucho lo que sucedió hace 20 años.

La oleada será mayor y más prolongada porque los países expulsores de gente se paralizaron ante la pandemia y crearon millones de desempleados.

También provocaron que millones de menores de edad dejaran la escuela, porque el dilema es estudiar o comer. Y si no hay trabajo ni apoyos en sus países, toman la ruta del desierto.

Para marzo, la Patrulla Fronteriza calcula que tendrá a 16 mil menores bajo custodia, que es una cifra récord desde los coletazos de la crisis económica global, hace una década.

En abril, espera que entre 18 mil y 22 mil menores cruzarán a Estados Unidos.

Funcionarios migratorios dijeron a The Wall Street Journal que la cifra de abril podría terminar en 25 mil menores retenidos, tan sólo en los 30 días del mes.

La diferencia con los meses anteriores marca el crecimiento de la ola migratoria: en febrero hubo 9 mil 300 casos, y en enero 5 mil 700.

Al cruzar la frontera, los menores de edad se entregan a la Patrulla Fronteriza y piden asilo. No pueden ser deportados, ya que las leyes de este país obligan a estudiar el caso sin importar la forma en que los solicitantes ingresaron a Estados Unidos.

De continuar este ritmo de aumento de menores no acompañados que llegan por la frontera sur, expulsados por la falta de empleo para sus padres o por la violencia en su entorno, en sólo un año habrán llegado niños y adolescentes a Estados Unidos que equivalen a casi la mitad de la población total del estado de Wyoming.

El gobierno de Biden no tiene respuesta al problema.

La crisis fronteriza al parecer rebasó a la responsable de atender el problema, la exembajadora Roberta Jacobson, y el presidente se lo encargó directamente a la vicepresidenta Kamala Harris, que tiene la mano pesada.

En total, la capacidad de albergar a menores en la red de refugios del gobierno no rebasa los 13 mil 200 lugares. Y con el distanciamiento social las plazas se reducen en aproximadamente 40 por ciento.

¿Dónde van a ubicar a decenas de miles de menores de edad? Imposible.

La crisis ya le estalló a Biden, y va a pagar políticamente la irresponsabilidad de gobiernos de otros países, que han comenzado a expulsar cantidades inmensas de niños y adolescentes por la crisis económica derivada de la pandemia y su mala gestión.

Va a tropezar también con su retórica promigrante y no dejará contento a nadie.

Jason Riley, autor de varios libros sobre temas migratorios, escribió el fin de semana, en The Wall Street Journal, un artículo que refleja la extendida molestia que hay con el presidente:

“¿Cuáles son las prioridades de inmigración de la administración Biden? ¿Va a borrar la frontera sur para todos los efectos, mientras legaliza a todos los que se encuentran actualmente en el país sin autorización?”.

Y le hunde el acero: “Por un lado de su boca grita (Biden) ‘¡No vengas, la frontera está cerrada!’, y por el otro lado de la boca, susurra: ‘Pero si logras llegar a Estados Unidos, incluso ilegalmente, es casi seguro que te permitan quedarte’… Ésa no es la forma de gobernar una nación soberana”.

Una mujer que siempre criticó la política de separación de familias de Donald Trump, Kathleen Parker, del Washington Post, también culpó a Biden de la crisis en la frontera sur:

“Sólo un ingenuo invitaría a todos a una fiesta, y luego se sorprendería cuando aparecieran en la puerta”. (Pablo Hiriart, El Financiero, Nacional, Politica y sociedad, p.36)

Presencia criminal (no control criminal) en 755 municipios

Desde una óptica militar parece una pregunta sensata, incluso necesaria. Durante las grandes guerras del siglo 20, la probabilidad de victoria o derrota de cada bando se definía, en buena medida, en función de la magnitud de los territorios ocupados, y de los recursos disponibles en dichos territorios. Por lo tanto, no me sorprende del todo que un militar norteamericano, el general Glen VanHerck, quien encabeza el Comando Norte del Departamento de Defensa de Estados Unidos, se haya aventado la puntada de decir que entre el 30 y el 35 por ciento del territorio mexicano lo constituyen zonas sin gobierno, donde frecuentemente opera el crimen organizado.

VanHerck mencionó ese porcentaje durante una conferencia de prensa vía Zoom del Departamento de Defensa. Los porcentajes ofrecidos por VanHerck inmediatamente se viralizaron, a pesar de que durante la conferencia de prensa el general no explicó cómo había estimado ese 30 a 35 por ciento, ni nadie consideró oportuno preguntarlo. Por cierto, en esa misma conferencia de prensa se dijo que, junto con el crimen organizado transnacional, la otra gran amenaza para el hemisferio occidental era la “insidiosa, corrosiva y corrupta influencia del partido comunista chino (lo que nos da una idea del tipo de declaraciones contundentes y simplistas que se estilan)”.

Estimar qué porción del país está bajo control criminal haría sentido si se librara una guerra convencional, con bandos y frentes bien definidos. Sin embargo, la situación de los conflictos criminales en México es mucho más compleja. En regiones amplias del país operan grupos armados ilegales que, de cuando en cuando, se atreven a ocupar comunidades o a bloquear carreteras por algunas horas en la noche, pero que salen corriendo en cuanto les llega el pitazo de que se acerca el Ejército; algo a lo que difícilmente podemos llamar control territorial.

También hay algunos poblados, e incluso barrios en el medio urbano, donde es bien sabido que no entra la policía ni ninguna autoridad, y donde prácticamente nada pasa sin que se entere la maña (ése fue el caso por años, por ejemplo, de la mítica colonia El Hoyo, en Iztapalapa). Sin embargo, este último conjunto de localidades y barrios, en los que efectivamente hay un control territorial más o menos permanente de los criminales, no constituyen, ni remotamente, el 35 por ciento del territorio del que hablaba el general VanHerck.

Tampoco puede decirse a rajatabla que en ciertas partes de México no haya gobierno. Por un lado, es innegable que el crimen organizado tiene alguna forma de presencia en buena parte del país, y que esa presencia implica cierto grado de capitulación de la autoridad. De acuerdo con la base de datos de Lantia Intelligence, en el último año y medio se ha reportado presencia de por lo menos una organización criminal en 755 municipios del país (30 por ciento del total). Por otro lado, algunas funciones esenciales del Estado han podido operar hasta ahora en todo el país, sin ser afectadas por la delincuencia. Mal que bien, en las elecciones, el INE siempre ha logrado instalar prácticamente la totalidad de las casillas, incluso en los municipios más golpeados por la violencia criminal (una situación que, esperemos, se mantendrá en la jornada del próximo 6 de junio).

La declaración del general VanHerck inevitablemente causó ruido en los medios. Honestamente no creo que debamos tomarla muy en serio. Así como dijo que en el 35 por ciento del territorio mexicano no había gobierno, pudo haber dado cualquier otro porcentaje. La intención de su mensaje es lo que importa: destacar que la frontera con México es un riesgo para la seguridad nacional de Estados Unidos, sobre todo en el actual contexto de crisis migratoria, y justificar así la permanencia de tropas en dicha frontera.

También importa el contexto que hace ese señalamiento plausible. Si un militar norteamericano hubiera dicho una barbaridad así de un país europeo, todo el mundo se hubiera reído inmediatamente. El problema es que en México –una y otra vez, y en prácticamente cualquier lugar– se registran eventos que serían impensables en otros países, y que a la distancia hacen parecer que los delincuentes efectivamente gobiernan en buena parte del territorio. Pienso en lo ocurrido en Culiacán o en Bavispe en 2019, o el atentado contra el secretario de seguridad de la capital el año pasado, o la emboscada contra policías del Estado de México de la que hablaba en este espacio la semana pasada. El desafío para el gobierno no es reconquistar territorios, sino lograr que las organizaciones criminales, que operan y seguirán operando en gran parte del país, acepten límites en el uso de la violencia. (Eduardo Guerrero Gutiérrez, El Financiero, Nacional, Política y Sociedad, p.38)

El Informe Oppenheimer / El mito de la crisis migratoria

A juzgar por las preguntas que hicieron al Presidente Joe Biden en su primera conferencia de prensa el 25 de marzo, gran parte de la prensa de Washington ha comprado la falsa narrativa de los medios de derecha de que hay una presunta “crisis migratoria” en Estados Unidos.

De hecho, ocurre todo lo contrario: Estados Unidos necesita desesperadamente más, no menos, migrantes.

Pregúntenle a la mayoría de los demógrafos, o a la mayoría de los economistas, y les dirán que Estados Unidos tiene una población cada vez más vieja, y una fuerza laboral cada vez más chica. Y la disminución relativa de la migración en los últimos cuatro años ha agravado el problema.

“La crisis que tenemos no es una crisis de demasiados migrantes, sino una crisis de demasiado pocos”, me dijo Charles Kenny, investigador principal del Centro de Desarrollo Global en Washington D.C.

“Si nos fijamos en las proyecciones de las Naciones Unidas, sugieren que para el 2050 Estados Unidos necesitará 50 millones de trabajadores más para mantener la proporción actual de trabajadores en relación con la población total”.

Las tasas de fertilidad de Estados Unidos han caído de 3.65 hijos por mujer en 1960 a 1.73 hijos por mujer en 2021, según el Banco Mundial.

Eso es muy por debajo de la tasa de 2.1 niños por mujer que se necesitaría para reemplazar las muertes anuales en Estados Unidos.

Mientras tanto, el crecimiento de la población migrante total de Estados Unidos se ha desacelerado en las últimas décadas.

El aumento total de la población nacida en el extranjero se redujo de 11.5 millones de personas en la década de 1990 a 8.8 millones en la década de 2000, y a 4.8 millones en la década actual, según Pew Research Center.

Durante el Gobierno de Donald Trump, Estados Unidos redujo administrativamente la migración legal (sí, leyeron bien, la migración legal) en un 49 por ciento, según la Fundación Nacional para la Política Estadounidense (NFAP).

“La caída en la migración internacional, combinada con la caída de las tasas de natalidad, resultó en lo que puede haber sido la década de menor crecimiento de la población en la historia de Estados Unidos”, dice un estudio de la NFAP.

Todo esto significa que Estados Unidos tendrá una escasez grave de mano de obra en los próximos años, especialmente en áreas como enfermería, agricultura, manufactura y servicios.

Y si no hay suficientes trabajadores, Estados Unidos será cada vez más incapaz de recaudar los impuestos que necesitan para pagar a su población creciente de jubilados.

Por supuesto, uno no escucha nada de esto en Fox News y otros medios de derecha.

Nos están bombardeando con estadísticas engañosas que hablan sobre una supuesta “avalancha” de indocumentados en números absolutos, sin mencionar la disminución de las tasas de natalidad en Estados Unidos.

Lo que está sucediendo hoy en la frontera sur estadounidense es un problema humanitario de muchos niños migrantes no acompañados, pero no es un problema económico.

Pero la mayoría de los indocumentados no son familias con menores, sino hombres jóvenes. Alrededor del 82 por ciento de los migrantes detenidos en la frontera en lo que va del año fiscal son adultos solteros.

Y entre los menores, la mayoría son hombres de entre 16 y 18 años, que huyen de la crisis económica agravada por el Covid-19 en Centroamérica y México, y están siendo atraídos por una economía estadounidense en rápido crecimiento.

¿Es posible que Biden haya alentado a algunos a migrar por haber hecho declaraciones menos crueles hacia los migrantes que Trump?

Probablemente sí, pero eso no es el problema. El problema, además de encontrarle de inmediato instalaciones adecuadas a los niños migrantes no acompañados mientras se decide su destino final, debería ser la necesidad urgente de que los republicanos en el Congreso apoyen el proyecto de ley de migración de Biden.

Eso permitiría expandir significativamente la migración legal a Estados Unidos, incluidos los programas de trabajo temporal.

La verdadera historia es que Estados Unidos necesita urgentemente más migrantes legales, y que los republicanos no están apoyando el proyecto de ley migratoria de Biden que busca precisamente eso. (Andrés Oppenheimer, Reforma, Ciudad de México, P13)

Cartón

el financiero 290321

(Rictus, El Financiero, Nacional, Política y Sociedad, p.38)